LOS REFINADOS RELOJES DE LA VIDA

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¿Por qué las ostras que son retiradas de la bahía estadounidense de Connecticut y se las envía a un laboratorio de Kansas City a 2000 kilómetros de su hábitat continúan ajustando sus vidas a las mareas oceánicas de su lugar de origen? ¿Qué proceso biológico se activa para que unas papas encerradas herméticamente en un recipiente bajo control experimental continúen reaccionando a los cambios de presión atmosférica?

Todos los seres vivos estamos sujetos a ritmos biológicos. En nosotros también existe un reloj biológico llamado ciclo regenerador ultradiano; es un mecanismo  sabiamente creado por nuestro organismo hace más de un millón de años para regular y restablecer nuestras desarmonías durante las 24 horas. Las fases actividad-descanso en ciclos ultradianos son las que nuestro sistema nervioso intenta activar cada hora y media, incluso cuando dormimos. Digo “intenta” porque nuestras urgencias cotidianas arrollan, se llevan por delante ese saludable ciclo natural. Las ocupaciones, preocupaciones, obligaciones y responsabilidades producen un exceso de distrés en nuestro sistema nervioso y repercute en nuestro cuerpo, alterando el ciclo ultradiano.

Consecuencias: tensiones, ansiedad, contracturas, cefaleas, diarrea, colon irritable, estreñimiento, afecciones de la piel, insomnio, relaciones conflictivas, trastornos somáticos, etc. ¿Qué hacer? Hay que restablecer rápidamente el ciclo natural ultradiano de nuestro sistema nervioso para generar estados de calma y claridad mental produciendo enlaces con las funciones de la memoria. En cada uno de nosotros subyace un estado de comodidad que se encuentra tapado por nuestras urgencias. Un hombre me confesaba que hacía años que no tomaba vacaciones: “No puedo estar sin hacer nada”. “En casa, mi padre y mi madre no paraban nunca”. “Ante la insistencia de mi esposa y mis hijos, me incorporé a la familia en vacaciones, pero mi mente estaba lejos de allí, estaba en el local de mi negocio”. Ahora paso a relatar un recuerdo de mi época adolescente: un día, era media mañana, comencé a escuchar música, en ese momento irrumpió mi padre y me ordenó apagar el aparato diciéndome “la vida no es joda, estas no son horas de escuchar música”. ¿Dónde fue a parar la práctica del lema: ocho horas para trabajar, ocho horas para disfrutar y ocho horas para dormir? Hay pacientes que me comentan “no me queda tiempo para nada”.

Les entrego una hoja en donde se puede ver lo siguiente: columnas en la que la persona puede escribir cómo reparte las 112 horas semanales de que dispone. Se evalúa la jornada diaria desde las 8 hasta las 24, (no se incluyen las supuestas ocho horas para dormir). La planilla está dividida en los siguientes ítems: trabajo, descanso, pareja, padres e hijos, salud, actividad física, diversión, entretenimiento, hobby, etc. La manera de distribuir el tiempo y la energía emocional utilizada constituye la clave directa del sistema valores y la personalidad que posee cada uno. La planilla debe ser completada en un lapso de siete días, luego la compartimos. Ese momento de dialogar y reflexionar juntos en el consultorio es muy importante; allí analizamos y evaluamos las probabilidades de una posible modificación.

Por lo general hay sorpresa sobre los porcentajes. Cada ítem habla de su vida; ayuda a pensar detenidamente la situación haciendo un alto en la exigente y continuada rutina diaria. Hay quienes revisan su agenda personal y toman decisiones. Una mujer, tiene una responsabilidad importante en una empresa familiar: después de meditar con la planilla ya completada a la vista, redujo a 10, las habituales 12 horas de trabajo. Ahora comparte ese tiempo ganado con su esposo y sus pequeños hijos. El ciclo regenerador ultradiano está allí dentro de nosotros esperando activarse cada 90 minutos para proteger nuestra salud y renovar nuestras procesos vitales psico-fisio-neurológicos.

La verdadera recompensa de este proceso comienza cuando el hombre o la mujer miran hacia delante, preguntándose sinceramente y en detalle sobre el probable rumbo de su trabajo, su matrimonio, las relaciones con sus hijos o con sus padres en el tiempo por venir. La planilla, una vez llenada, indica cómo y en qué invierte su preciosa vida el consultante. Antes de fin de año, le envié un mail a un amigo del alma; hacía tiempo no tenía noticias de él. Le decía: “¿tan ocupado estás para no poder escribirme un par de líneas?”. Después de unos días me contestó; entre otras cosas me comentaba: “vivo a las corridas, me parece que el año durara tres meses”. Respondí su mail con una reflexión del legendario jefe Sioux Toro Sentado: “Vive el tiempo del hombre Sioux, si vives el tiempo del hombre blanco, contraerás graves enfermedades”. Mi amigo, me contestó irónicamente: “Hermano Toro Sentado, trataré de reflexionar sobre ello (si tengo tiempo); agradezco tu inquietud, intentaré bajarme de mi caballo. Un abrazo grande. Firmado, Bisonte Estresado”.