«HISTORIAS QUE NO NOS SABÍAN», por GINA PENELLI

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Cuando ponemos la lupa sobre el mundo – o micromundo – del rugby no estamos diciendo que es el deporte el que transforma a 10 pibitos en asesinos, sino que estamos preguntándonos por qué existen y se repiten situaciones aberrantes con el mismo denominador común.
Pensemos que, cuando nos preguntamos qué les pasa a los yanquis que un día se levantan y entran a los tiros a las escuelas no estamos diciendo que son todos los ciudadanos norteamericanos y que pasa en absolutamente todas las escuelas sino que existen sectores sociales, grupos definidos, factores culturales que confluyen en algún punto y generan estos «fenómenos». (Dios me perdone por reducir a «fenómeno social» un asesinato de un pibe de 18 años)

Claro que no es el rugby, claro que todos conocemos a pibes y pibas que lo practican y que son personas ejemplares pero eso no quita ni tapa la otra realidad y me parece que, además de repudiarlo con toda nuestra alma, tenemos la responsabilidad humana de replantearnos un montón de cosas.

¿Qué le pasa en la vida a un pibe de 20 años para llegar a ese nivel de deshumanización total – propia y ajena- y reventarle con placer la vida a otra persona? ¿Por qué ciertas personas no llegan a sentir el mismo rechazo por estos pibes que el que sí sienten por los delincuentes o asesinos pobres? ¿Por qué vale más la vida – o la muerte – de Fernando que la de Melina Romero?

¿Cómo estamos configurándonos frente al dolor de los otros? ¿Cómo vivimos cada minuto de nuestro día sin ver ni pensar en lo que le pasa al de al lado?

¿Qué esperaríamos de los demás si mañana nos tocara a nosotros?

No lo sé, no tengo las respuestas.

Sólo tengo clavado en el estómago este miedo de transformarnos en la nada.

 

Por GINA PENELLI