«CARTA DE LA NIÑA QUE HABITA EN MÍ A LA MUJER QUE SOY HOY», por NEREA MARTÍNEZ

0
753

UN MUNDO DE SENSACIONES

CARTA DE LA NIÑA QUE HABITA EN MÍ A LA MUJER QUE SOY HOY:

Querida: 

Yo quería ser actriz, producir mis propios guiones y publicar mi libro. Sí, yo quería trabajar en la tele y vos después de tantas vueltas para elegir una carrera que papá y mamá pudieran pagar, terminaste estudiando secretariado jurídico y rindiendo para entrar a trabajar en Tribunales. Y lograste el objetivo, quedaste seleccionada!, pero con esa rebeldía que nos caracteriza tomaste maleta en una mano para irte a vivir a otro continente y tomaste vuelo con la otra mano libre esperando reencontrarte con el amor. 

Querida, sí, te digo querida porque sé que te jode que te llamen así, y también sé que conociéndome estás sonriendo porque compartimos el mismo humor irónico. Empiezo escribiéndote esto porque sé que te lo planteás muchas veces, sé que te culpas por no haber seguido mis sueños pero sí los de alguien más. Sé que te pesa la culpa por lo que no fue, por ese gran amor que no funcionó, por no haber sido aún mamá y haberte ido a vivir lejos de la familia, porque seguramente yo hubiese hecho todo al revés. Pero también sé que cada decision que tomaste la hiciste con amor, y en eso las dos siempre hemos actuado igual. Quiero pedirte que no te culpes por las decisiones que tomaste y que no sientas que me decepcionaste, porque fuiste madurando con el tiempo y enseñándome muchas cosas, y seguís haciéndolo cada día con tu fortaleza al levantarte después de cada tropezón.

Tranquila, no te reprocho nada, te agradezco todo cuanto has luchado y seguís haciéndolo para cuidar de las dos. 

Siento tu llanto mientras te escribo, y esa sensación de liberación. 

Estoy aquí para recordarte cuantas cosas has logrado en estos años, a pesar de todas las otras en las que sentiste que fallaste. Decime, te acordás de todo lo que aprendiste en trabajos en los que muchas veces te sentiste incómoda?, sos consciente de que siempre, a pesar de todo, diste todo y lo mejor de vos en cada uno de ellos?, y los idiomas que aprendiste?, porque yo jamás pensé que hablaría otra lengua que no fuese el español. Quiero que tengas presente cada día que, a pesar de que existan momentos duros, a veces demasiado duros, debés seguir agradeciendo por haber llegado hasta donde estás hoy. Que además de agradecer a otros, a Dios y al Universo, te lo reconozcas a vos misma y te agradezcas por cada logro. 

Quiero que recuerdes las palabras de tu gran amigo, cada vez que le planteás los demonios de culpa que te acechan: “gorda, sos una valiente, vos te dás cuenta el coraje que tuviste al irte de este país, al vivir y enfrentar todo lo que te tocó? Y como seguís haciéndolo?”, recordalo siempre, porque tiene razón.

Cuando te miras al espejo, casi apenas me reconozco(y no lo digo por el color de pelo), me veo muy grande y a la vez no comprendo como entra tanto en un cuerpo que, aún por ser adulto, sigue siendo pequeño.

¿Recordás las noches en que no me dormía por que le temía a la oscuridad? Y hoy no logras consolar el sueño si hay alguna luz encendida o si un rayo de sol se cuela por la persiana. 

¿Te acordás de mi claustrofobia? Ahora amás estar entre las cuatroparedes de tu habitación y preferís subir en ascensor que hacerlo por las escaleras. Y eso te lo agradezco, porque también ha sido parte de nuestra evolución. Has podido enfrentar esos miedos sola, y yo los superé con vos. 

Quiero que sepas que me siento orgullosa de saber que sos más fuerte de lo que jamás podría haber imaginado. Que, aunque en este cuerpo físico, vos seas la mayor, siempre estaré aquí para abrazarte cuando las lágrimas se empeñen en empapar tus mejillas. Que, a pesar de que muchas veces, sientas ganas de rendirte, estaré cada día latiendo en tu corazón para recordarte que aún nos quedan muchos sueños por cumplir. Sobre todo ese, el que compartimos desde siempre. 

Sé que a menudo me vuelve a quemar alguna vieja herida y sin querer te lo hago saber con recuerdos y ese dolorcito en el pecho que tanto te agobia. 

Te agradezco por las veces que estoy triste y decidís quedarte a solas conmigo para abrazarme y mirarme a los ojos y recordarme que todo pasará. Que todo irá bien y que ahí estás vos para sanar mis heridas; y doy fé de que así es. 

Sé que en muchas ocasiones te sentís superada y preferís quedarte un rato más en la cama o no hablar con nadie, tranquila, sos humana, y tenés derecho a tener malos días, malas rachas, malas épocas.

Hemos podido sortear tantos obstáculos, y sin dudas, seguiremos haciéndolo. Comprendo que muchas veces te enfades conmigo porque, cuando te invade la decepción de alguna persona que considerabas importante, yo te recuerdo que no sólo se responde con amor al amor, sino que también al odio y al desamor.

Que no te aflija seguir siendo lo que fuimos hasta aquí, que la transparencia y el corazón nos sigan creciendo aunque ahí afuera tropieces mil veces con la hipocresía y el desvalor. No quiero ser pesada, pero si seguimos juntas en este deseo profundo de algún día dar vida a otro ser, la manera más importante y la más acertada de crearla y educarla será la de seguir siendo fieles a nosotras y nuestra forma tan sentimental de actuar, aunque eso también signifique aguantar algún retorcijón más en el corazón. 

Si un día traés al mundo a otro ser, quiero que lo críes como fui criada yo, desde el amor, de eso que estamos hechas las dos. Ya sé, sé que a medida que pasa el tiempo te replanteás más si será buena la idea de traer un hijo a ese caos que existe ahí afuera. Lo sé, pero sigo deseándolo con nuestro corazón, y sé que vos también lo haces. Y cada día más. 

Aunque a veces pienses que de tanta realidad te apagás y te atemorice dejarme sola, quiero que sepas que aquí somos dos, date el permiso de bajar la guardia de vez en cuando. Mientras tanto seguiré acá, dentro tuyo, soñando para recordarte cada día que si llegamos hasta acá es porque aún podremos con más.

Sabes que siempre he sido de creer en el más allá, en que existe una guía que nos dará la fuerza, que valorará todo nuestro esfuerzo y valentía aunque nadie más lo haga; y al final nos recompensará. 

Por eso te pido que sigas, que si un día necesitás parar que lo hagas, pero que al otro día te levantes por mi, por nosotras y nuestros sueños. Por la familia y el hermoso reencuentro anual.

Pero por favor seguí, seguí adelante aunque eso te cueste más heridas.

Al final, aprenderemos y sanaremos las dos.

Seguiremos creyendo en un mundo empático y bondadoso, seguiremos confiando en la existencia del amor verdadero. Y de tanto creerlo y pregonarlo, lo terminaremos creando y haciéndolo real.

Te pido que sigas cantando y bailando en la ducha, haciendo el papelón, porque ese momento es cuando más me divierto y siento que vuelvo al cuerpo que tenía antes de pegar el estirón, bueno, el estironcito.

Gracias por trabajar en tu evolución como persona y como ser espiritual, eso me ayuda a curar mis heridas. 

Seguiremos compartiendo esa rebeldía de siempre, y esas ocurrencias de querer llevar a cabo alguna nueva y loca idea con el paso de los días. 

Cuando alguien merece una buena parada de carro, no temas sacar a la luz ese mal humor que tenés; yo siempre fui directa, sí, ya sé que eso me costó algún que otro problemita. Pero, a veces, mandar a la mierda resulta aliviador. No te calles!

Si hay algo que me sorprende es que con el tiempo te has vuelto introvertida, silenciosa, pero vos y yo sabemos que, en el fondo, existe una charlatana incansable con respuestas muy elocuentes que nacen de nuestra mente para cada taradúpido que se nos cruce en el camino. En eso seguimos siendo iguales.

No dejes de reírte de vos misma, es algo que fuimos aprendiendo con el tiempo y ya nos caracteriza.

Aunque hayas crecido mucho en estos últimos años, te agradezco que sigas manteniendo esa esencia dulce y otras, un tanto impulsiva y temperamental. 

No te exijas tanto, no nacimos para ser perfectas, somos perfectamente imperfectas.

La vida te seguirá regalando luz, vos solamente tenés que confiar.

El resto, se dará.

Es hora de perdonar y perdonarte. De confiar más en vos misma y de amarte cada día un poquito más, así como te amo yo. Así como yo confío en vos. 

Gracias por llegar hasta acá. Vamos por más.

Un fuerte abrazo.

P/d: No te ensañes con tu sonrisa, hacé como yo: sonreí grande, abriendo la boca y mostrando los dientes. Y por favor, seguí escribiendo, que ahí también me encuentro yo.

                                                                                                                   Con amor, tu niña interior. 

 

[Dedicado a cada niño interior que vive en ustedes, todos ellos necesitan un mimo diario, y cada uno de nosotros necesita comprender que aunque la vida a veces se vuelva cruda, aunque no todo resulte como queremos o deseamos, tenemos que estar agradecidos y sentirnos bendecidos por haber llegado hasta acá. La culpa resulta ser uno de los peores sentimientos, de los más crueles, de esos que nos estancan. De todo se aprende una lección y siempre podemos sacar provecho de ella.

A nosotros nos toca ser buenas personas, con nosotros mismos y con los demás. Del resto se encarga el Universo, la vida misma, Dios; y todo siempre tiene una vuelta. Lo malo y lo bueno, sigamos optando por hacer el bien en las grandes como en las pequeñas situaciones cotidianas, con la buena palabra, con el saludo, con el “permiso”, con el “perdón”, con el “Gracias” y el “por favor”. Seamos el reflejo de lo que querramos ver materializado en nuestra realidad. 

Todos pasamos por cosas duras, lo importante es saber amar, amarnos, perdonar y perdonarnos. Sanar a nuestro niño interior. Para poder vivir de una mejor manera, desde la integridad con uno y con el mundo.]

                                   

Por NEREA MARTÍNEZ – Escritora
Instagram: @un_mundo_de_sensaciones_
Youtube: