CASILDA VIVIÓ UN CAÓTICO FIN DE SEMANA LARGO

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El pasado fin de semana trajo consigo distintos hechos que ocurrieron en nuestra Ciudad, y que alejados estásn de los parámetros que se consideran adecuados en distintos aspectos de la vida comunitaria. Mucho más en medio de una pandemia que persiste en golpearnos, y más aún en momentos en que la aparición de nuevas cepas que ya se ha confirmado están presentes en la Región y los aumentos de contagios agregan preocupación aa la población.

Sabido era que siendo un fin de semana largo, habida cuenta de la conmemoración de la Semana Santa, las situaciones podían potenciarse. De ahí, que al haberse sucedido, queda flotando la pregunta de si en realidad se tomaron desde las autoridades todos los recaudos pertinentes para prevenir y controlar.

Desde el punto de vista de la inseguridad, que tiene en un lógico grado de inquietud a la gente, a tal punto que grupos de vecinos de distintos barrios de la Ciudad mantuvieron reuniones para tratar el tema, trajo este fin de semana largo distintos hechos, entre los cuales se apuntan un millonario robo a una Empresa local y un ingreso a un domicilio por parte de dos delincuentes que golpearon salvajamente al matrimonio dueño de casa.

Asimismo, la insistente reiteración de la organización de las llamadas fiestas clandestinas. El sábado por la noche se desarticularon cuatro de ellas, en distintos puntos de zona rural y suburbana de Casilda. Este tipo de reuniones, además de estar prohibidas, llevan aparejado un doble riesgo: por un lado, la aglomeración de personas en pandemia, y por otro, que al realizarse en estos puntos inmersos en medio del campo y de la noche, con alto consumo de alcohol, en sitios donde no es posible mantener ningún tipo de protocolo ni de normas de seguridad, con la ida y el regreso de los concurrentes, puede desembocar en consecuencias de alta gravedad.

Pero además de las fiestas clandestinas, la aglomeración de personas se ha dado en el mismo radio céntrico de la Ciudad. Más allá de la reunión que autoridades municipales llevaron a cabo con dueños de locales gastronómicos sobre fines de la semana anterior con la intención de mantener las normas de bioseguridad, este fin de semana el paisaje que ofrecieron las plazas y calles del centro de Casilda distó diametralmente de lo que parece prudente a a hora de evitar contagios: cientos de personas amontonadas o deambulando, sin barbijos ni distanciamientos, reunidas bailando o escuchando música y bebiendo, lo que originó el lógico enojo de aquellos vecinos que llevan adelante en su vida cotidiana todos los cuidados, o que se ven limitados en otros aspectos, tales como la presencialidad normal de los niños en las escuelas.

La pandemia no ha pasado: es más, está arreciando nuevamente y con más fuerzas. La inseguridad se ha vuelto moneda corriente. Este fin de semana ocurrieron hechos que no pueden repetirse. Las autoridades han de accionar para ello.