COMUNICACIÓN NO VERBAL – PARTE 2

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El cuerpo transmite  información sobre intenciones, sentimientos y personalidad, incluso cuando se está quieto o en silencio. Los gestos, las posturas, las expresiones faciales y la apariencia hablan. En la interacción, la conducta no verbal informa el grado de comprensión y el nivel de acuerdo, pudiendo desmentir lo que se dice. Comunicar es compartir información racional y emocional y esto no se consigue sin la intervención de la conducta no verbal. Evolutivamente hablando, el lenguaje corporal acompaña al ser humano desde antes de convertirse en tal; está vinculado con la parte emocional, intuitiva e instintiva del cerebro, y se desarrolla principalmente en el plano inconsciente. El origen del lenguaje corporal se remonta a la aparición de los primeros mamíferos. La conducta no verbal es la parte más primitiva de la comunicación, es la que más experiencia evolutiva acumula y es la que más influye en la conducta.

Los mejores comunicadores no verbales son quienes tienen consciencia del lenguaje corporal, se trata de personas capaces de monitorear su conducta y de calibrar el efecto que la misma produce en los demás. Suelen ser observadoras, con amplia perspectiva, y abiertas a nuevas experiencias; tienen estabilidad emocional y manifiestan empatía. La conducta no verbal se expresa a través de siete vías que, junto con el discurso verbal, conforman la comunicación:

Expresiones faciales: En el rostro se reflejan de manera innata y universal las siete emociones básicas: alegría, sorpresa, tristeza, miedo, ira, asco y desprecio.

Gestos: Los gestos ilustradores son los que acompañan el discurso verbal y preceden en milésimas de segundo a las palabras, tienen una estrecha vinculación con la credibilidad. Otros gestos son emblemáticos (tienen su propio significado sin necesidad de palabras), adaptadores (manipulaciones del propio cuerpo o de objetos para canalizar emociones), reguladores (con los que se dirige la interacción) y manifestadores de afecto (con los que se transmiten sentimientos).

Posturas: La postura corporal expresa el interés y la apertura hacia los demás, y están reflejados en la exposición y en la orientación del torso. Es también un potente indicador del estado emocional y de la predisposición a la acción: posturas expansivas indican satisfacción y actividad; mientras que las posturas de contracción se vinculan con la negatividad y la pasividad. Influyen en el estado de ánimo y en la segregación de hormonas; inciden en la imagen personal manifestando confianza, estabilidad y seguridad.

Apariencia: El aspecto de una persona habla de la edad, sexo, origen, cultura, profesión, o condición social y económica.

Háptica: Se trata  del estudio científico del tacto. Resulta imprescindible a la hora de establecer intimidad, denota compromiso y revela la posición de dominio en la interacción.

Proxémica: Da cuenta del uso del espacio en la interacción. Algunos autores dividen la distancia entre individuos en: íntima (-45 cm), personal (entre 45 cm y 120 cm), social (+120 cm) y pública (+360 cm), en función del tipo de relación. Cuando se produce el acercamiento físico al interlocutor hay que  prestar atención a cualquier señal de incomodidad que genere la aproximación.

Paralenguaje: El volumen, el tono y la velocidad revelan información e influyen en la credibilidad y en la persuasión. Voces nasales, tonos agudos y volúmenes altos son menos confiables.

 

Por MARCELA RUIZ.