Que todos somos iguales, y merecemos las mismas oportunidades, el mismo trato, es verdad. Parece una obviedad, pero si se revisa las noticias del día, seguramente nos damos cuenta que no es así.
Cuando nos referimos a niños con alguna dificultad, en muchos casos los padres son testigo de esta situación, aparecen dificultades de diversa índole, viven momentos de incertidumbre ante un futuro imprevisto.
Ser conscientes que las diferencias fortalecen a todo grupo social, dando posibilidades de aprendizajes, beneficiando una convivencia mejor, es un reto a seguir construyendo.
Desde lo educativo, y desde lo social, propagar que todas las personas poseen características únicas, sus historias, costumbres, y modos nutren su contexto, brindando una impronta y éste a la vez le marca un estilo, sigue siendo también una tarea de enseñanza aprendizaje…
La escuela como institución social, desde el jardín maternal hacia los demás niveles educativos, en su dimensión pedagógica da respuestas desde un marco legal a necesidades especiales, a través de: “El Proyecto de Integración Interinstitucional, que responde a los objetivos expresados en la Ley Nacional de Educación Nº 26.206; Dto. Nº 2703, estableciendo las Pautas de organización y articulación de dicho proyecto, junto al conjunto de normas que regulan este aspecto.
Esta escuela no está sola, sino con otras entidades e instituciones que articuladas sostienen, armando un escenario para todos, donde en cada jornada tienden puentes con la palabra, la acción, los sentires para que las dificultades de los demás, las diferencias de otros, se comprendan y acepten.
Todos merecen las mismas oportunidades, ya lo mencionamos y reiteramos, por lo tanto paralelamente a un protocolo establecido y desarrollado entre institución/ familia de los niños con alguna dificultad; otro aspecto de igual importancia a considerar es entenderlos, aceptándolos como son y creer en ellos, en su inclusión en la escuela, en la sociedad, en la vida, como tarea de todos. Un marco legal debe estar sostenido desde los vínculos, la aceptación y desde lo humano que humaniza y necesita de un otro que constituya y subjetive…, sobre todo cuando hablamos de menores que siempre dependen y están a merced de los adultos..
Cuando un hijo ingresa al sistema educativo y comienza su trayectoria, como padre es casi inevitable pensar en un ideal de grupo escolar, de buenas relaciones, porque se desea lo mejor, y ellos al percibirlo sentirán seguridad fortaleciendo su autoestima.
En este escenario educativo, donde se produce los primeros encuentros y desencuentros de los niños en continua interacción con pares, maestros y otros agentes de socialización, construyendo así su subjetividad, entramados a valores sociales, saber que somos diferentes pero iguales, es una enseñanza y aprendizaje educativo del proceso pedagógico en formación.
Por tanto, «la escuela deberá ser un universal de la cultura, un referente omnipresente y necesario que define la inclusión de los hombres a la sociedad, lo cual significa que transciende sus límites geográficos y temporales; es un subproducto de la urbanización del mundo, de la consolidación del lenguaje escrito, del desarrollo del conocimiento y de la previsión en todos los asuntos para garantizar la continuidad de la sociedad en el marco del principio de la discontinuidad generacional» (Zapata S.F).
Si a estas alturas de los acontecimientos, todavía alguien podría preguntarse:
¿En qué beneficia la diversidad en el aula?, invitarlo a mirar, observar como se desenvuelven los niños en una clase cualquiera de una institución educativa formal, para encontrar allí la mejor respuesta. Ellos son más abiertos, tolerantes, colaborativos y empáticos.
..”. Creer siempre en una educación mucho más humana, tal vez a los niños se les olvide algún concepto, pero los aprendizajes derivados de una convivencia normal, afectiva con otros niños con necesidades diferentes, seguro que son aprendizajes perduraran a lo largo de sus vidas…”.
Por SILVIA TASSI.
