A 36 AÑOS DE MALVINAS

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El 2 de Abril de 1982, los argentinos nos despertamos con la noticia emitida por el Comunicado oficial de la Junta Militar que en esa época gobernaba el país, que daba cuenta que “en un operativo conjunto por tierra, aire y mar, se recuperaron para la Soberanía Nacional las islas Malvinas, Georgias y Sandwichs del Sur”.

La historia de los días que siguieron a ése, es conocida por todos. Por aquellos que la vivimos, porque forma parte de esos episodios que quedan marcados en la memoria. Para los más jóvenes, porque es abundante el material de lectura, de grabaciones o videos que reflejan aquellas jornadas. Pero sobre todo, porque Malvinas es por excelencia una gran causa nacional, forjada en nuestros sentimientos desde aquellos días de infancia –los de todos- donde en el cuaderno de clase dibujábamos el mapa de las Islas, las coloreábamos de celeste y blanco, sabiendo que sin lugar a dudas, por razones geográficas e históricas, forman parte de nuestro territorio.

La Guerra en sí terminó siendo una tragedia, a partir de la decisión de un Gobierno autoritario y dictatorial, que decidió jugar una guerra desigual con soldaditos de verdad. En su afán de retener ese Poder que habían tomado por la fuerza y que se les escapaba de las manos, decidieron la aventura, sin al menos considerar aspectos obvios, que finalmente arrojaron resultados penosos, que tienen como cúspide el número de 649 vidas perdidas por aquella decisión.

Sin embargo, lo anterior no ha de impedirnos sostener sin dubitación alguna, al menos dos enunciados indiscutibles: que las Islas Malvinas son nuestras, y que los combatientes, entonces muy jóvenes, han de ser considerados héroes para todos los argentinos.

Para reflexionar sobre lo que significa Malvinas hoy, dialogamos con el casildense Alberto Fernández, ex combatiente de Malvinas, y que forma parte de organizaciones de veteranos de Guerra a nivel nacional. Mirando hacia el pasado, hacia esa experiencia que marcó su vida de manera indeleble, y al mismo tiempo haciendo pie en el presente, él nos dice:

Los intensos días de 1982, a partir del histórico 2 de Abril, grabaron aunque por cierto en diverso grado una marca en cada una de nuestras vidas, que no es fácil de olvidar. De hecho, a los que nos tocó ser parte de la defensa de nuestra turba malvinera, en el tiempo que duró el conflicto, nos dejó huellas imborrables, para todos, y más aun especialmente a las familias de los 649 héroes que dieron su vida por esta justa causa de la recuperación de las Islas a nuestra Soberanía territorial. Malvinas pasó a ser el escenario y eje central de nuestras vidas”.

Alberto hace un análisis de Malvinas con respecto a la sociedad en su conjunto: “Aunque  es verdad que en el sentimiento y el corazón de los argentinos las Islas Malvinas siguen ocupando un lugar muy importante, también existe cierta ambigüedad, por aquello que reza que ´´de los fracasos es preferible olvidarse´… También hay quienes piensan que la causa está ya irremediablemente perdida, y que más vale guardar el reclamo en el fondo del cajón. Como una herida abierta el tema parece incomodar y doler, pues significó la mayor tragedia política, social, económica y cultural para el Pueblo argentino”.

Sin embargo, sostiene que no debe abandonarse bajo ningún punto de vista la causa, reclamando de todos los modos diplomáticos y pacíficos, así sea un camino arduo y extenso en el tiempo: “No podemos dejar la cuestión así, por los que dejaron su vida en Mavinas y los miles de argentinos que combatieron y hoy sufren las secuelas que dejó la guerra, y que perduran por años en todos ellos. Hay que dejar en claro que se combatió dignamente, mostrando un alto grado de espíritu y de sacrificio, ante un invasor notablemente superior en tropas, armamento y tecnología”.

«Está claro que estamos muy lejos todavía de arribar a una solución con Gran Bretaña sobre la Soberanía que satisfaga nuestras expectativas. Pasarán décadas y generaciones, y la sociedad tiene que acompañar el largo proceso que demande la discusión por la vía pacífica de la Diplomacia. Por ello resulta clave mantener vigorosa la llama viva de Malvinas, siendo esta tarea educativa responsabilidad de todos”.

Sobre lo ocurrido hace ya 36 años, y la lección que debemos tomar de ello, expresa: “Debemos aprender de lo que nos dejó Malvinas, para no cometer los mismos errores. Hoy nuestro país sostiene un permanente reclamo ante los organismos internacionales. Es imprescindible definir una política de Estado, sostenida en el tiempo, con firmeza y con paciencia, y que cada cambio de Gobierno suponga seguir la línea de reclamo, si pretendemos algún día, aunque lejano, cumplir con nuestro sueño de recuperar las Islas”.

Desde la enorme autoridad que le confiere haber estado allí, ser uno de nuestros ex combatientes, Alberto Fernández sostiene: “Debemos empezar por cumplir hoy la condición necesaria de construir un país en serio, creíble y confiable a los ojos del Mundo. Habrá diversidad de pensamientos, pero de lo que si estamos en un todo de acuerdo es que las Islas Malvinas fueron, son y seguirán siendo argentinas”.

Que no queden dudas de la última frase, ésa misma que escribíamos en el cuaderno de colegio, como no debilitar el reclamo a nivel internacional sobre la soberanía, como así también honrar a los ex combatientes como los héroes que fueron y son, significan el mejor homenaje que a ellos debemos ofrecerles, como la muestra de reconocimiento y gratitud que merecen de parte de todo el Pueblo argentino en todas sus generaciones.

Ellos, en algún momento “los chicos de la Guerra” y hoy hombres forjados por vientos y valentía, han escrito en base a coraje y patriotismo la página más heroica y pura de nuestra Historia nacional.

Por GUILLERMO MONCLÚS, en adhesión al «Día del veterano y de los caídos en la Guerra de Malvinas»