Hacer la lista de casildenses que se han destacado más allá de nuestra Ciudad y nuestra Región sería una tarea ardua, y al mismo tiempo riesgosa, habida cuenta que se puede caer en la injusticia de las omisiones.
Son muchos. En distintas disciplinas. Y a través del tiempo.
Uno más se agrega a esa nómina que nos enorgullece: Franco “Chili” Armani.
Luego de una exitosa carrera en Atlético Nacional de Colombia, llegó a River Plate. Y en pocos partidos ratificó lo que venía realizando en Medellín. Por estas horas, es el arquero sensación de la Argentina, todos hablan de él, y su imponente rendimiento ha originado que como hacía mucho tiempo no ocurría, haya un clamor generalizado pidiendo sea incluido en la lista de futbolistas que representando a nuestro país disputarán el cada vez más cercano Mundial de Rusia.
No es un detalle menor, y habría que recorrer registros a la hora de encontrar una “coincidencia” semejante, que el Director Técnico de la Argentina y un jugador que puede llegar a estar en la delegación oficial para disputar una Copa del Mundo sean de la misma Ciudad. Sampaoli y Armani confluyeron para concretarlo.
Cada vez que “uno de los nuestros” se destaca, de alguna manera con él estamos todos, la ciudad y su gente, este lugar en el mundo donde trascurre nuestra cotidianeidad.
Cada vez que se menciona el lugar de origen de ellos, escuchar o leer “Casilda, Santa Fe”, nos produce esa sensación difícil de trasladar en palabras, pero que cada uno de nosotros conoce y disfruta. Derecho de pertenencia, que le dicen.
A la lista, se suma uno más. El arquero que fue figura en Colombia, que fue despedido como un héroe por la hinchada de su anterior equipo, y que ahora en Argentina, y en uno de los clubes más grandes del país, reafirma cada domingo su impecable desempeño.
¡Felicitaciones y suerte, Franco Armani!
Desde luego ya estás incluido en esa lista que nos representa de la mejor manera, y que puede titularse, antes de todos los nombres entre los que ya está también el tuyo, “son de acá…”.
Ese “son de acá” que al decirlo, nos eleva la voz y nos infla el pecho, de sana alegría y limpio orgullo.
