LA INSEGURIDAD EN CASILDA EN PRIMERA PERSONA

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El tema de la inseguridad es más que recurrente. Materia de conversación de todos, muy especialmente en los últimos tiempos. Hechos que se reiteran, y que parecen no tener un fin.

En esta oportunidad, la inseguridad alcanzó a tres jóvenes, mayores de edad  -Victoria, Florencia y Germán- , que caminaban el viernes a la medianoche en una zona céntrica de Casilda, calle Mitre entre Hipolito Yrigoyen y Fray Luis Beltrán, y que fueron abordados por dos personas en una moto, aparentemente amenazados con un arma de fuego, y despojados de sus pertenencias.

El relato de los hechos es crudo y elocuente de una realidad lamentable que nos ha alcanzado y de la que no hay demasiados elementos como para suponer podremos salir en el corto plazo.

Victoria relata que “íbamos caminando  con una amiga y un amigo, sobre calle Mitre, frente a Radio Casilda, eran las 12 de la noche, aproximadamente, yo llevaba mi perro, mi amiga una mochila y mi amigo una bolsa, y se nos arrimó una moto, cuyo escape hacía mucho ruido, un chico se bajó de la moto, y tenía la mano debajo de la campera apuntando con lo que parecía un arma, mi amigo intentó cruzarse, se cayó, hubo un forcejeo con el ladrón, pero todo fue muy rápido, se llevaron la mochila y escaparon”.

“La Policía llegó rápido, estuvimos declarando unas dos horas, nos asustamos mucho, vemos que estas cosas siguen sucediendo, es como que ya no hay derecho a caminar libremente por la calle, siendo tres personas adultas, mi amiga perdió todas sus pertenencias, y terminamos agradeciendo no nos hayan hecho nada y que no hayaos terminados lastimados o peor, más allá de un golpe en el codo que sufrió mi amigo al dar contra piso”.

“Los chicos debían tener entre 18 y 23 años, delgados, uno de ellos llevaba gorra, el que se bajó medía 1,70 metros, aproximadamente, pero no podemos dar datos de color de la moto o de las ropas que levaban, todo fue muy rápido, y entre el miedo y la desesperación, muchos detalles se escapan. No tenemos la certeza que llevara un arma, pero nos apuntaba con algo que llevaba escondido debajo de la campera, nos quedara la incertidumbre si era un arma o no, pero la postura era claramente amenazante”.

El varón que integraba el grupo víctima del atraco, Germán, con claras muestras de indignación, refrendaba los dichos de su amiga:

“Queda mucha bronca… Estamos así, no se puede transitar tranquilo, no hay pidad hacia nadie, no importa si se ataca a una embarazada, a un anciano, no importa la zona de la ciudad ni el horario…”

“En el momento en que todo pasó salió gente de sus casas, al escuchar los gritos, pero cuando eso ocurrió la moto ya había desparecido. Un hombre unos metros del lugar donde nos robaron entraba su camioneta, y su mujer llorando nos decía ´o eran ustedes o éramos nosotros´… Ellos llamaron dando la dirección exacta, tuvimos esa ayuda, porque sabemos que otras veces cundo un hecho así ocurre nadie se involucra, se ve que se está robando un local o una casa y la gente sigue de largo. La Policía llegó relativamente rápido”.

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“Nos apuntaba con algo, supuestamente un arma, pero uno no sabe si arriesgarse o no, era el único hombre con mis amigas, correspondía defenderlas, pero no se sabe cómo puede reaccionar la persona que te está robando, sea con un arma de fuego, con un arma blanca o con las manos, dado el nivel de violencia que se percibe, es como que están dispuestos a todo, y un acto de arriesgarse puede terminar con la propia vida.”

“Después que todo pasó, durante los días posteriores, nos contuvimos entre nosotros, queda una sensación horrible, nuestras familias también nos acompañaron… Eso que se dice ´agradezcan no les hicieron nada¨, es verdad, pero no me conformo con eso, yo se que las cosas pudieron ser peores, quizás no estaríamos para contarlo, pero naturalizar que te roben estando satisfechos que no te golpeen o te maten, no puede ser posible”.

“Viví en Buenos Aires, y esto me trajo recuerdos de lo que pasa allá… Creo hay que iluminar más, y ver el tema cámaras, si no funcionan que las reparen… Fue todo en dos segundos, uno dice ´si mellegan a robar hago tal cosa´, pero vivirlo es otra cuestión, te quedas paralizado… Hicimos la denuncia, estuvimos dos horas allí, que es otra situación poco grata, dimos los datos que pudimos, pero entre la adrenalina del momento y la rapidez con la que sucedió todo, muchas cosas se te escapan. En el momento del hecho, cuando todavía en el lugar llegó la policía, una policía mujer estaba como desbordada, entre su compañero y nosotros tuvimos que calmarla, hasta fue agresiva con nosotros, quizás uno en ese momento también se exceda en lo que dice, pero perdoná si te traté mal, pero me acaban de robar… No sé si todos los efectivos están capacitados, uno entiende a ellos mismo la situación debe superarlos, todos sabemos están limitados, si hacen algo por ahí tocan a un delincuente y les arman una causa”.

“Los delincuentes andan como si nada, entran y salen, y nosotros los ciudadanos estamos indefensos, a merced de ellos, yo no sé si mañana no me cruzo por la calle con los tipos que nos robaron… MI amiga perdió todo, celular, dinero, documentación, todo ganado con mucho esfuerzo, le cuesta un montón tener sus cosas, y el momento es terrible, las dos chicas entraron en una crisis de nervios, no paraban de llorar, es muy feo, y te quedás con una sensación de bronca, de impotencia, y también de miedo y de angustia”.

“Alggo hay que cambiar, o las leyes, o las forma de juzgar, pero así no se puede más, la gente está a merced de delincuentes, menores que delinquen cada vez más menores, delincuentes que salen a robar y no tienen miramientos, la gente está muy enojada y con razón… Esto está muy feo, y si no se hace nada, se va a poner peor”.

Así, en primera persona. Una clara descripción en crudo de lo que nos está pasando. No es un análisis periodístico, ni una reflexión sociológica, ni un ensayo jurídico. Es el testimonio de alguien que vivió y sufrió en carne propia un hecho de inseguridad en las calles de Casilda. Y eso hace que tenga tanto o más valor que todo lo demás.

 

(Fotografía: imagen ilustrativa)