En esta tarde mansa, una más
saludo al amor multiforme.
A ese mental y razonado.
Al otro, emocional e impulsivo.
Al físico, que se enciende y consume.
Al platónico, idealizado, añorado.
A ese incondicional.
Al otro olvidado.
Al visceral por el que entregaríamos la propia vida.
Saludo al amor dicho y al callado.
Al de la poesía y del silencio.
Al que se encuentra,
al otro que se ahoga en la distancia.
Buenas tardes a los amores
encontrados, descuidados, desesperados.
No hay nada más, después del amor.
Y no descubro nada,
solo lo digo, en voz baja,
una vez más.
No será -ruego- la última.
Por MARÍA ROSA INFANTE.