UNA GOLONDRINA NO HACE PRIMAVERA
¿Una golondrina no hace primavera? ¿O verano?
Mamá siempre me decía: “Una rondine non fa primavera”. Y yo le creía, por esa bendita costumbre de creer a ciegas en quien uno ama.
Para mí, este diminuto pájaro de porcelana hace todas las estaciones. Me lo regaló ella, la mamma, es un salerito que vuelve salerosas las comidas de los domingos o de las mesas festivas. Lo trajo de Italia, envuelto en sus ropitas prolijas. Pasó un tiempo en una vitrina del comedor de la vieja y un día se mudó a un cristalero más amplio y cómodo, en mi casa. Como nido le improvisé una carpetita al crochet, arrugada, para que cobijara su panza redonda y fría.
Siempre le tuve fobia a las aves, por eso sufría de chica cuando mamá curaba pajaritos heridos, tenerlos cerca me asustaba. Ya de grande,
Esa «ornitofobia», que así se llama, lejos de calmarse se acentuó. Por eso, cuando -ya con hijos- mami venía con un gorrión desventurado en una cajita para hacérselo ver a mis niños, sanarlo y hacerlo volar, yo me enojaba. Le reprochaba que ignorase ese antiguo temor irracional que me hacía esquivar hasta los plumeros.
Habrá sido por eso que se reía como una nena cuando puso en mis manos la golondrina de porcelana, como diciendo «…ésta no la podés rechazar…!»
Le gustaban, las golondrinas, «le rondini». Tanto que hasta Mariana se acuerda escucharla cantar «Non ti scordar di me» cerrando los ojos, soñadora, en ese verso …
«Partirono le rondini dal mio paese
freddo e senza sole,
cercando primavere di viole,
nidi d’amore e di felicità…»
Puede que una golondrina no haga primavera, ni lo hace un decidido día de sol luminoso, o unas cuantas flores. Como tampoco un breve espacio de tiempo dulce no alcanza para la felicidad … aunque pensándolo bien… (y perdón, mamá, por contradecirte)… creo que sí.
Por MARÍA ROSA INFANTE