Uno, dos, tres
cuento al revés
tres, dos, uno
y en mi garganta
se hace un nudo.
Cuatro, cinco, seis
y vuelvo otra vez
seis, cinco, cuatro
y mi nudo
se vuelve de hojalata.
Siete, ocho, nueve
y como siempre
nueve, ocho, siete
siento un fulgor
en mi pecho
que clama al ver el cielo:
¡diez!
Y ya no hay manera
de volver
porque antes del diez
todo volvió a renacer.