DE TRAGEDIAS SIN RESPUESTAS

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Respuestas. Respuestas a preguntas, a inquietudes, a retrasos, a motivos. A llegar siempre tarde donde nunca pasa nada.

Respuestas. De aquellos que deben y tienen que darlas. Porque están en el lugar para hacerlo. Porque quisieron estar en ese lugar. Porque desde ese lugar al que están porque quisieron estar, han de tener en sus manos las respuestas.

Respuestas a muchas preguntas que nos venimos haciendo desde hace tiempo y que nadie sabe contestarnos.

Respuestas a por qués. A miles de por qués.

Respuestas a la desidia que luego terminó mal. En algunos casos muy mal. Respuestas a no haber hecho cuando pudieron haber hecho.

Respuestas a que luego de la desidia y ante los hechos consumados parecieron –sólo parecieron- desesperarse y entonces sí salir a darlas. Cuando ya es tarde. Demasiado tarde. Inexorablemente tarde.

Episodios trágicos que dejan otra pregunta sin respuesta, quizá en el mejor de los casos sin respuesta: si pudieron haberse evitado.

 

Tragedia de Monticas. Apunto de cumplirse un año y medio desde aquél 24 de febrero de 2017. Pedido de respuestas. Esas que no llegan. Ni antes ni después del luctuoso episodio donde murieron 13 personas, quedaron heridas más de 30 –algunas de ellas de manera extremadamente grave- y muchas familias quedaron desmembradas o afectadas de una manera irreversible. Los familiares repiten: «No nos dan respuestas, nadie lo hace».

Tragedia del edificio de calle Salta en Rosario. Se cumplieron este lunes, 5 años. Cinco años desde el 5 de agosto de 2013.  Los familiares siguen deambulando por oficinas y despachos, pasillos de Tribunales y actos recordatorios, para que alguien de respuestas a tanto dolor demudado. Al igual que en el hecho anterior, al dolor de por sí incomensurable de las pérdidas, el dolor de no ser escuchados ni sus preguntas respondidas. Los familiares también repiten: «Nadie nos da respuestas, es agobiante…»

A lo que se suma algo más: a la hora de encontrar verdaderos responsables, el hilo se corta siempre en los más delgado. En el choque de colectivos, se intentó responsabilizar a los choferes, ambos lamentablemente fallecidos. En la explosión de Rosario, al gasista. Igual al gasista en la escuela escenario de la tragedia en Moreno, Provincia de Buenos Aires. Como al conductor del tren en la tragedia de Once.

Y otros elementos comunes: en los casos de Monticas y de calle Salta, hay pericias que aún no han arrojado resultados, o ni siquiera se han realizado todavía… Es más: no hay fecha de inicio para los juicios…

Respuestas desde el poder político y desde la justicia que siguen sin encontrarse. Porque nadie quiere darlas. O porque no las hay. Debiendo haberlas.

Respuestas. Sólo eso. Lo que nos corresponde de mínima, que alguien nos responda a algo de todo lo mucho que queremos saber. Sabiendo que los dos casos citados son sólo dos de tantos otros de los cuales también requerimos respuestas.

Mientras sigan sin responder, la gente seguirá preguntando. En reuniones, en actos, en marchas, con documentos, con palabras escritas o pronunciadas.

Aún con con el cansancio hasta en el aliento, la gente común seguirá buscando respuestas. Por parte de aquellos que alguna vez juraron que de no responder ante la gente, habrían de responder a la demanda de Dios o de la Patria.