EXTRAÑAS CRIATURAS
«DEL CUENTO DE LA BUENA PIPA AL CÍRCULO VICIOSO, SE PUEDE SALIR Y TRANSFORMAR REALIDADES»
“La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma
en que sus animales son tratados” .
Mahatma Gandhi.
Quiero contarles que como voluntaria proteccionista de animales he visto y escuchado muchas cosas durante los últimos años aunque sigo sorprendiéndome. No es algo positivo, más bien todo lo contrario. En una misma semana acudieron a mí o encontré a mi paso seres humanos que dijeron en diferentes situaciones algunas de estas frases:
“… no sirve, queremos que nos defienda, entraron al patio y ella solo movió la cola” después de adoptarla hace alrededor de 7 meses y planear devolverla porque no ladra;
“…hay 5 perras y 7 gatos, no tenemos para darles de comer, los queremos dar, ¿los podrán llevar donde están los demás perros?”;
“…este perro es un semental ha dejado hijos por todas partes” al lado de la casa una camada de 10 cachorros, ya sabemos dónde está el padre;
Cuando una cachorra de 3 meses en plena calle detuvo mi marcha y pregunto a una mujer que ya tiene muchos perros, responde “…me la ofrecieron y no pude decir que no, tengo el sí fácil”;
O cuando un trabajador público dice “…pasaron ese reclamo, con el tema del puma no pudimos ir”, las voluntarias terminamos yendo porque un animal en la calle necesitaba ayuda.
La primera impresión al leerlas o escucharlas hará que resulten frases graciosas. Si analizamos su contenido y lo que expresan son preocupantes, a lo que sumamos el nacimiento descontrolado de cachorros con la posterior muerte de muchos por cuestiones sanitarias y la asistencia de animales adultos con o sin familia, cuyas atenciones son afrontadas por agrupaciones voluntarias que suman deudas en veterinarias privadas de la ciudad. ¿Qué está pasando? ¿Por qué todo lo que venimos viendo y escuchando a lo largo de tantos años se repite una y otra vez? , como un círculo vicioso del que no se puede o no se quiere salir, como el cuento de la buena pipa, donde siempre parece que estamos en el mismo lugar.
Por iniciativa de la Protectora de Animales y con el asesoramiento de la Red de Políticas Públicas, desde 2019 Casilda cuenta con la ordenanza N° 3035, la que pone en funcionamiento y regula el servicio público de castraciones para perros y gatos, un servicio público para todos los ciudadanos. Una vez más es desde el voluntariado, desde abajo hacia arriba como suele decirse, que la información y el programa llegan para que las autoridades tomen real dimensión de lo que pasa y pongan en marcha el mismo. ¿Qué ocurre entonces?
La sobrepoblación de perros y gatos es una problemática social y el trabajo es cotidiano, con el Estado presente en los barrios, en las escuelas y en los centros de salud, lugares específicos donde desplegar acciones concretas enseñarán más que las imágenes que se muestran; sumando al vecino y al voluntario como parte del cambio y no cargándole toda la responsabilidad o hacerlo a un lado como si no tuvieran nada que aportar. Reiteradas veces expusimos que Casilda no cuenta con atención primaria en salud veterinaria, los parásitos y otras enfermedades que los animales de compañía tienen por falta de prevención, pueden transmitirse a los humanos atendidos luego en la salud pública, tan claro que no necesita más explicaciones.
Mostrar en redes a través de fotos que se está castrando y vacunando no es suficiente, ya que se trabaja en la superficie y no en lo profundo. No hay un seguimiento de los casos, un trabajo en los hogares con las familias para evitar que sigan sumando más animales y enseñar a cuidarlos y a mejorar la calidad de vida de todos. Los animales sin castrar, con crías, con parásitos internos y externos, atados, enjaulados, golpeados, sueltos en la vía pública, en cantidad y no con calidad, son el ingreso a problemáticas mayores que pueden abordarse desde distintas áreas y en conjunto, Sanidad Animal debería trabajar con otras, Desarrollo Social, Salud y Ambiente, ya que conforman una sola salud.
Basta de perras y gatas con crías, basta de dejarlos nacer para condenarlos al encierro, al vagabundeo o al abandono. Basta de gritos de gatos en amoríos por los techos y tapiales durante las madrugadas o de perras abusadas por diferentes perros frente a todos. Basta de parásitos, pulgas y garrapatas, los matan y nos pueden contagiar. Basta de decir que es propiedad privada, que no se puede hacer más y los dejan seguir teniendo animales en vez de enseñar a cuidar vidas, si desde el Estado se quiere, se puede, lo sanitario está por encima de cualquier cuestión privada.
Castrar, desparasitar y vacunar a los animales de compañía no debe ser solo para las fotos, debe ser una política pública que trascienda a los funcionarios o autoridades de turno, si el trabajo se hace a conciencia no hará falta mostrar nada, los resultados aparecerán solos y se sostendrán en el tiempo. Los recursos que administra el Estado son del pueblo, es momento de invertir en salud y educación, porque no queremos volver a escuchar el cuento de la buena pipa y seguir en este círculo vicioso. Podemos transformar realidades.
Por LUCRECIA MARTINI – Licenciada en Comunicación Social, Proteccionista