LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD

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Desde tiempos inmemoriales, la mujer ha sufrido ser sometida, discriminada y violentada de diversas formas ante diferentes circunstancias de la vida familiar y social. Se le otorgó de esta manera, además, un rol que pareciera ser exclusivo de la mujer cuando podría ser ejercido de igual manera por el hombre. Para revertir esto se necesita de un cambio cultural profundo que ha comenzado a desarrollarse hace muy pocos años en relación con la larga historia de la civilización.

Haciendo revisionismo histórico sobre el rol de la mujer en la sociedad podemos ver que ha ido modificándose permanentemente, con muchos avances. En la actualidad podemos dar cuenta que estamos viviendo un nuevo cambio de paradigma que viene a profundizar sobre aquellos anteriores cambios. Las mujeres estamos proclamando una libertad plena en el mayor sentido de la palabra, una igualdad absoluta en relación al sexo opuesto y finalmente una fraternidad de toda la sociedad.

Solo a través de la lucha de muchas mujeres, se han conseguido mayores derechos; y solo con la continuidad de esas luchas de mujeres valientes que puedan ponerle el cuerpo y el alma a todas las batallas se conseguirá modificar este sistema patriarcal de nuestra sociedad donde todavía hay mucho tinte machista impregnando las relaciones sociales.

Consultamos con tres mujeres referentes de distintas áreas para que reflexionemos sobre el rol de la mujer en la actualidad en relación al ámbito laboral, social y político:

La Dra. Luciana Censi, abogada sindical, nos comparte lo siguiente:

“Las leyes laborales y las relaciones que se dan en los lugares de trabajo no contienen una perspectiva de género que permita la efectiva igualación de derechos entre varones y mujeres. La realidad que diariamente experimentamos las mujeres con la división sexual del trabajo, donde nos machacan que los hombres son los mejores dotados para el trabajo productivo y calificado y las mujeres tenemos la exclusividad en las tareas de cuidado del hogar, sumado a la necesidad de tener que demostrar cualidades extraordinarias por sobre los varones para poder acceder a determinados puestos de trabajo, constituyen una ideología que debe ser develada a través de la lucha de las mujeres en las fábricas, en los sindicatos, en las calles y en los tribunales. Para ello la herramienta de la huelga y la negociación colectiva entre empleadores y sindicatos pueden resultar piezas fundacionales de equiparación de derechos entre hombres y mujeres en los lugares de trabajo.

La discusión social y legislativa en torno al rol del Estado y sus políticas públicas para garantizar el cuidado del hogar, de los niños y adultos mayores resulta de imperiosa necesidad; actualmente ese rol es ocupado mayoritariamente por las mujeres quienes deben trabajar menos en el mercado laboral (obteniendo menores salarios), o ajustar su propio tiempo de ocio (durmiendo menos o no realizando actividades recreativas y educativas para sí).

En esa línea, la precariedad laboral existente se hace aún más evidente en el caso de las mujeres, donde los puestos de trabajo calificados son generalmente dirigidos hacia los varones, percibimos salarios inferiores, laboramos en condiciones sociales diferentes (pues debemos además trabajar adentro del hogar) y padecemos frecuentes acosos laborales o sexuales. Esta precariedad laboral implica, además de trato denigrante, menores ingresos al interior de las familias, con índices de desocupación y empobrecimiento más elevados en las mujeres respecto de los hombres.

Las desigualdades estructurales que afectan a la mujer trabajadora deben ser equiparadas con una mirada que construya identidad a través de la experiencia colectiva y solidaria de las mujeres y enfrente al modelo patriarcal y capitalista de las relaciones laborales, porque no se pueden cambiar los problemas de género sin cambiar los problemas de clase, así como tampoco se pueden cambiar los problemas de clase sin cambiar los problemas de género.”

También consultamos a la psicóloga Manuela Bonis sobre la mujer en el ámbito social:

“Para pensar en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora es necesario pensar en el rol de las mujeres hoy y para ello resulta imprescindible remitirnos a la historia porque es ahí donde encontramos la respuesta a los por qué actuales.

A lo largo de la historia de la humanidad fueron transformándose los sistemas económicos de producción y cada uno de ellos implicó una forma de producción económica diferente y, aunque parezca llamativo, eso es lo que determinará el rol que cada uno de nosotros…y nosotras ocupamos en el presente. Porque esto nos moldea, nos transmite ideas y valores, que heredamos y asumimos como propias. Fueron distintos estos modos de producción: comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo, y el actual, el capitalismo.

En el capitalismo, como en las anteriores sociedades divididas en clases, se ha conservado el papel subordinado de la mujer, en la sociedad y en la familia. La familia se mantiene como una unidad económica de la sociedad, con funciones económicas e ideológicas. Las mujeres están a cargo del conjunto de las “tareas domésticas”, indispensables para que los trabajadores puedan regresar al trabajo día a día, y son responsables de la crianza de los hijos y del respeto a la autoridad y el orden establecido. Pero… al mismo tiempo, con la incorporación de mujeres a la producción social, se crearon las condiciones para su mayor (y masiva) participación social y política.

Por ello, la tarea de muchas y muchos empieza a ser la socialización del trabajo doméstico y la batalla ideológica y política para superar las ideas y costumbres heredadas de la vieja sociedad creando las condiciones para que las mujeres desarrollen cualquier tipo de actividad en un plano de igualdad con el hombre.

Las mujeres ganamos espacios, en nuestras relaciones, en el campo laboral, sindical, en el seno de nuestras familias, dentro de nosotras mismas…Y lo hicimos y hacemos con alegrías, tristezas, derrotas, avances, con contradicciones, porque justamente batallamos con siglos de cultura patriarcal sobre nuestras espaldas.

Que es para mí el 8M? Es la síntesis de todo esto: historia, encuentros, conquistas y la clara realidad de que el camino que falta recorrer nos encuentra cada vez más fortalecidas.”

La Concejal Antonia Pierucci en relación a la mujer en el ámbito político nos comentó lo siguiente:

“Desde mi experiencia puedo decir que si bien el último tiempo las mujeres han ganado muchos espacios, todavía queda mucho por lograr la igualdad que pretendemos. Solo con observar en nuestra ciudad de Casilda hay una sola concejal mujer que soy yo. Además nunca se piensa que los cargos más importantes puedan ser ocupados por mujeres, por ejemplo en charlas políticas nunca se contempla la idea de que una mujer puede ser intendente.

Todavía se siente mucho la diferencia, a pesar de que una va tratando de fortalecer el carácter, es difícil muchas veces imponerse con ideas y decisiones por sobre la de los hombres. Muchas veces trabajamos más que ellos, teniendo mayor presencia para lograr equipararnos. Este 8M defendemos los derechos de todas las mujeres para tener igualdad de oportunidades que los hombres para poder tener un futuro mejor para nuestros hijos.”

Estamos forjando las bases para una nueva sociedad donde no haya más mujeres violentadas en todas sus formas. Resulta inadmisible que una mujer muera asesinada por un hombre. Es imperdonable el ultraje físico y sexual. Es repudiable el maltrato psicológico. Es rechazable la subestimación laboral. Es inconcebible el acoso y la manipulación. Es injusta la carga de trabajos domésticos cuando también la mujer trabaja fuera del hogar.

Hay mucha injusticia Y desigualdad a corregir. Las mujeres merecemos y debemos tener los mismos derechos que los hombres y ser respetadas y valoradas por lo que somos. Y por lo que hacemos.

 

 

Por MARÍA BELÉN CÉSARI.