«LOS RECUERDOS ¿SON TAN FIELES COMO CREEMOS?», por JIMENA MESTRE

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POTENCIAL MENTE

LOS RECUERDOS ¿SON TAN FIELES COMO CREEMOS?

“El que no tiene memoria se hace una de papel” , dice el gran Gabriel García Márquez. Creo que, como metáfora, es una gran síntesis del tema que hablaremos hoy: cómo “funciona” la memoria.

Constantemente la memoria a corto plazo registra la información de lo que está pasando en nuestras vidas. La mayoría de estos datos “se evapora”, es decir, se pierde, no se almacena porque nuestro cerebro la considera irrelevante. ¡No podríamos recordar cada instante de nuestra vida al detalle!

Sin embargo, otros recuerdos sufren un proceso llamado consolidación: se los guarda en la memoria a largo plazo y permanecen latentes hasta que son evocados nuevamente.

Hasta hace poco se creía que la consolidación de la memoria ocurría la primera vez que se archivaba un recuerdo y que los recuerdos originales se mantenían inmutables y no podían ser alterados.

Sin embargo, hoy se sabe que la memoria de largo plazo no se consolida en forma permanente. Cuando un hecho pasado es evocado es susceptible de modificaciones: con la información actual, el recuerdo puede ser alterado / cambiado / modificado (voluntaria e involuntariamente) y luego archivado otra vez, de un modo diferente.

Este proceso de reconsolidación de la memoria puede jugarnos malas pasadas. Un ejemplo un poco extremo: hay casos de condenas injustas a personas que no fueron los agresores en ciertos delitos, como muestra el documental de Netflix “La mente en pocas palabras”, en el capítulo 1.

Pero también, afortunadamente, podemos emplear esta “propiedad” de la memoria a nuestro favor. Como terapeuta formada específicamente en técnicas basadas en las neurociencias, acompaño al paciente a tratar sus recuerdos traumáticos, de modo tal que puedan ser archivados en la memoria nuevamente, pero esta vez de forma neutra (o lo más cercano posible), con una función adaptativa o realista.  De esta manera, pasan a ser menos dolorosos, y empiezan a localizarse en el pasado, tanto desde lo emocional como lo racional, afectando menos o nada el presente de la persona.

Así que sí, “Gabo” tenía razón: la memoria un poco es y un poco la reconstruimos, armamos, modificamos. Ciertos detalles cambian, pero la estructura central del recuerdo suele mantenerse. Aprovechemos la plasticidad del cerebro usándola para nuestro bien, enfocándonos en nuestros recursos y potencialidades…

 

Por JIMENA MESTRE 

Lic. en Psicología – Mat. 8309

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