¿QUÉ ESTAMOS ESPERANDO?

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¡Dios mío! ¡Qué violentos que somos!

Estamos sobrepasando los márgenes de la inteligencia y no nos damos cuenta.

¡Esto es peligrosísimo! Vale recordar aquello que se repite hasta cansarse: “Las cosas se saben cuando comienzan, pero no dónde terminan.”

¿Qué me hace decir, lo que estoy pensando? ¿La experiencia, la vejez, el temor a que todo lo que pudiese ocurrir, resulte cierto?

La vejez empieza cuando los recuerdos pesan más que las esperanzas. Y si me quitan las esperanzas ¿qué puedo esperar?

Personas cultas, capaces, inteligentes, trabajadoras… ¡Urgente, las necesitamos, la nave se está hundiendo! La Patria, posiblemente, es como la familia: sólo sentimos su valor cuando la perdemos, más aún: la Patria se puede fiar más de un crítico que trabaja, que de un entusiasta que vocifera.

Amo a la vida. Quiero ser libre. Que nadie entorpezca mis pasos. Los libros me enseñaron a pensar y el pensamiento me hizo libre. Hay que tener mucho cuidado: Los tontos a partir de Adán están en mayoría. Los espíritus mediocres suelen condenar todo lo que está fuera de su alcance. No se puede ser realmente intelectual si no se deja de pensar de vez en cuando.

¡Cuidado con aquellos seres que se creen sobrepasados en inteligencia!  E.Bulwer  Lytton lo dice mejor que yo:” La magia de la lengua es el más peligroso de todos los encantos”. Entonces: ¡Hablar menos y hacer más!

¿Dónde están nuestros errores?

Creo, en las cosas simples, diarias, cotidianas. Y somos muchos los que no queremos entender que  es cierto. Parece ser que insistimos para que la sociedad sea cada vez peor. ¿Y cuando lo logremos, haremos lo del perro que tumbó la olla?  Es imposible ganar, sin que otro pierda.

Juntar las manos para rezar bien está.  Abrirlas, para dar, es mucho mejor (L.Rastibone)

El odio nunca cesa con odio, el odio cesa con amor. Porque el que lucha con amor, gana la batalla. Hasta no hace mucho me costaba entender lo que Jesús dijo: ”Si te pegan en una mejilla, ofrécele la otra”.  El no responder a las ofensas, sean éstas del tipo que fueren, no nos hace cobardes, al contrario engrandece al hombre que llevamos dentro.

Preocupémonos por ser mejores y entonces… todos lo seremos.

 

Por ARMANDO ABEL CAVALIERI