Matías se levantó como cada mañana a desayunar sin saber que esa sería diferente a las demás. Intentó prender la cocina y calentar agua para el mate pero no lo logró. Sorprendido por lo que podía estar pasando se dirigió hasta el patio de su casa para constatar si se le había acabado el gas de la garrafa cuando dio cuenta de la faltante de la misma.
En ese momento entendió que se trataba de un robo y comenzó a inspeccionar. Dos garrafas de 10 kilos y una de 15 habían desaparecido de su patio. Siguió mirando el lugar y notó que la puerta de un pequeño lavadero exterior estaba entreabierta. De ahí faltaba una caja de herramientas, un taladro, prolongaciones y un rollo de manguera, entre otras cosas.
El hombre, que actualmente se encuentra sin trabajo, radicó la denuncia ante la policía pero no tiene esperanzas de recibir buenas noticias. Por ello, recurre a quienes se les pueda ofrecer para la compra cualquiera de los elementos antes mencionados. Hasta analiza la posibilidad de “comprar” sus herramientas si aparecen en reventa.
Sobre lo ocurrido no hay testigos. Al contrario de esto, consultando a sus vecinos sobre posibles ruidos descubrió que quien está en una vivienda pegada a la suya también fue víctima de ladrones esa misma madrugada.