En la mañana de este viernes, cuando el personal del Dispensario de los Barrios Barracas y Yapeyú fue a cumplir con su horario normal de trabajo, siendo las 07.00 horas, se encontraron con un panorama desolador: luego de violentar y romper la puerta de ingreso, autores desconocidos ingresaron al edificio, sito en calle Mitre al 1100 de Casilda, y provocaron robos y destrozos.
Faltaron del lugar dos medidores de glucosa en sangre, útiles de librería, utensilios de cocina, llaves de candados, y algún paquete de yerba. La aseveración de «robar para comer» no es aplicable en este caso: los paquetes de leche existentes en el lugar no fueron tocados.
Además de lo robado, los delincuentes provocaron diversos actos de destrozos y vandalismo, sólo encuadrados en hacer daño por el daño mismo: además de la puerta, rompieron tensiómetros, y frascos de distintos jarabes, arrojándolos contra el piso y las paredes, derramando así su contenido, obviamente útil para quienes los pudiesen necesitar, todo dentro de un gran desorden provocado por los malvivientes.
Se hizo presente en el lugar el nuevo Director de Salud del Municipio, Dr. Ariel Aquili, quien hizo la correspondiente denuncia.
Resulta incomprensible desde todo punto de vista lo sucedido. Se atentó contra un Dispensario, que ofrece y otorga un importante servicio de salud pública gratuita a quienes más lo necesitan, quienes hoy se encontraron sin esa atención. Es imaginable la cierta posibilidad de que alguien que no tiene la posibilidad económica de acudir a un centro de salud privada, se vea después de lo sucedido de imposibilitado de medirse el nivel de glucosa en sangre, medirse la presión arterial, o poder suministra a sus hijos la medicación en jarabe que necesitasen.
Quizá, esta publicación realizada en la red social Facebook, describa con total crudeza la impotencia, el repudio y la desazón ante lo sucedido:
