«SÓLO SE TRATA DE SENTIR», por GISELA MONTANARI

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LA BURBUJA RELACIONAL

Allí estamos ahora… midiendo la distancia con el otro como nunca antes lo habíamos hecho. Un límite corporal que debemos agregar a nuestra vida ya que nos invita a la protección desde el alejamiento físico.

Posiblemente deseando abrazar, que nos abracen o tal vez alejarnos aún más. Estrenando nuevos hábitos sociales impuestos que nos generan diferentes sensaciones.

Más allá de las medidas de separación entre personas cada ser humano ya trae sus propias barreras. Es decir, un universo personal con escudos instalados no visibles, pero reales, que se fueron gestando por experiencias positivas y negativas de interacción con el entorno. Cada uno de nosotros tiene una propia percepción inconsciente de los límites seguros, por lo tanto, la relación con ellos es única como la huella digital que nos identifica.

Entonces…

¿Que nos despierta esta nueva burbuja relacional? ¿Cómo la estamos experimentando? ¿Hacia dónde vamos cuando no podemos “ir hacia afuera”?

¿Espiamos al mundo por las redes todo el tiempo o dejamos algunos de los sentidos para estar más receptivos a nosotros mismos? ¿Nos escuchamos realmente en la propia dificultad en profundidad? ¿Podemos ser capaces de tener los pies sobre la tierra y a la vez rendirnos a algo más grande…a esa fuerza mayor que nos excede?

Puede que resulte una buena idea dejar de padecer el vivir en la incertidumbre y así empezar a abrirnos un poco más al misterio. Hoy no tenemos ninguna duda de lo que se trata vivir en la incertidumbre… y no precisamente porque nos agrade hacerlo. No sólo por no saber que puede pasar mañana sino también porque lo que nos acecha no está al alcance de nuestra vista.

De todas maneras, tengo la creencia de que podemos elegir. Luchar a ciegas contra el enemigo invisible o acompañar el movimiento constructivo “hacia adentro”. Estaría en nosotros la elección. ¿vibramos en la destrucción o en la construcción? Por su puesto, como dije al principio cada uno tiene su propia percepción respecto de los límites, y además los lugares que ocupamos en esta adversidad mundial son muy diferentes unos de otros. Cada continente, cada país, cada provincia, cada ciudad, cada familia, cada individuo, representa un escenario diferente, aunque estemos atravesados por algo que pareciera……nos viene a “igualar”.

¿pero cómo es abrirse al misterio?

¿de qué nos sirve?

¿En qué nos ayuda hoy?

¿De qué hablamos cuando decimos “hacia adentro”?

Posiblemente abrirse a algo más grande… admitiendo que somos muy pequeños ante esta realidad. A comprender que la vida nos canta y baila hasta que sin aviso y explicación un día deja de hacerlo. A cambiar la idea de que “vivimos la vida”, cuando en realidad, es ella quien nos transcurre. Y, aun así, ser capaces de tomar las riendas de la propia realidad asintiendo a lo que es, haciendo lo mejor que podemos con ello, porque cuando nos oponemos al presente, nos debilitamos. En definitiva, para abrirnos al misterio, hay que ser muy valientes…porque representa algo así como caminar con humildad y a la vez con benevolencia. A quienes lo hacen se les nota la fuerza y la claridad cuando son interpelados por las vicisitudes de la humanidad, porque a veces la vida impone lineamientos cerrando o abriendo puertas sin consultarnos y es allí donde nos damos cuenta que nuestro “poderoso control” se escurre entre los dedos. También podríamos rendirnos a lo que no comprendemos y a pesar de ello agradecer la vida como es, ya que abrirnos al misterio… nos lleva inevitablemente a abrirnos a lo nuevo.

Es también caminar hacia adentro… y mirar esos aspectos negados y excluidos… y a darnos cuenta de quienes somos realmente cuando nadie nos ve.

¿y quiénes somos entonces cuando nadie nos ve?

Somos sensaciones, sentimientos, imágenes, deseos, que muchas veces no nos animamos a observar con detenimiento. ¿Coincide lo que hacemos cuando estamos frente a la mirada del otro con lo que pensamos y sentimos cuando no hay espectadores? ¿Y cuando no coincide, que pasa? ¿Cómo se manifiesta en nuestro cuerpo? ¿Cómo está nuestra respiración? ¿Nuestra frecuencia cardíaca? ¿el tono muscular? Y tantas veces estamos ahí…presos de nosotros mismos…de nuestra cómoda incomodidad.

Damos por sentado que determinados aspectos no son aceptables entonces los ocultamos y nos privamos de descubrir las capacidades potenciales sin revelar, cualidades que no se han desarrollado ni expresado porque inconscientemente rechazamos.  Y pasa que entonces de pronto las vemos en el otro…y nos generan efectos no deseados.

Y entonces… ¿Cómo ir hacia adentro y abrirnos al misterio a pesar de nosotros mismos?

Señoras y señores…. con amor…

Registrar e identificar esos aspectos ocultos… observarlos… nombrarlos… darles el lugar que tienen, desplegar luz a cada uno de ellos. Porque, aunque no coincidan con lo que pretendemos para nuestra evolución, podemos aceptar que existen. Aumentar el autoconocimiento nos lleva a mirar todo con más claridad. Porque el asentimiento nos libera de la culpa y la vergüenza. Entonces no nos perdamos la oportunidad de reconocerlos, integrarlos y transformarlos desde la auto reconciliación. Porque la salida siempre es “hacia adentro”. Aprovechemos el tiempo mientras dura la burbuja, descubramos cuales de estas identidades que sentimos que hoy estamos perdiendo queremos recuperar realmente. No vaya a ser cosa que nos demos cuenta que ser libres… sea en parte… serlo de nosotros mismos.

 

Por GISELA MONTANARI –  Licenciada en Terapia Ocupacional / Facilitadora en Constelaciones Familiares – Avalada por (C.L.C.F.) / Nivel Intermedio Somátic Experincig Trauma Institute (SETI)