Se trata de Gloria Canterolo, que cumple funciones en el ex centro clandestino de Rosario de Dorrego y San Lorenzo. El histórico lugar, escenario del horror, por el que pasan cientos de estudiantes secundarios y universitarios de distintos puntos, hoy ha quedado reducido a una mínima expresión. Gloria dialogó con RADIO DEL SUR FM 90.5, acerca del olvido que recae sobre el lugar.
El Espacio de la Memoria de la Ciudad de Rosario es un sitio que justamente enarbola la bandera del no olvido. Se trata del ex Servicio de Informaciones de la vieja Jefatura policial, calles Dorrrego y San Lorenzo, centro clandestino por donde pasaron unos dos mil detenidos durante la dictadura iniciada el 24 marzo de 1976.
Sin embargo, el histórico lugar, escenario del horror, por el que pasan cientos de estudiantes secundarios y universitarios de distintos puntos, hoy ha quedado reducido a una mínima expresión, tiene una sola trabajadora a punto de jubilarse y el archivo audiovisual que contiene se quedó sin personal.
Un espacio que concentra la mayor cantidad de crímenes de lesa humanidad por metro cuadrado desde detenciones ilegales a torturas, violaciones y homicidios, donde operaba la patota del Jefe de la Policía y gendarme retirado, Agustín Feced.
Esa única persona que ha quedado es Gloria Canterolo, que en la mañana de este viernes, a pocas horas de conmemorarse el “Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia”, dialogó con el Programa “Mañanas del Sur”, de FM 90.5.
“Antes éramos un equipo de tres, pero desde hace unos meses quedé sola. Tengo a cargo las recorridas guiadas por todo el lugar, lo que se me hace demasiado, es un desgaste físico y también emocional. Vengo pidiendo se sume personal, pero sin respuesta”, dice.
El edificio fue inaugurado en 2015, pero las visitas que realizan alumnos de escuelas y de universidades comenzaron en 2005.
“Son recorridas que duran una tres horas, y recibimos alumnos de distintos puntos de la Provincia e incluso de otras. Además, el lugar está abierto para el público en general, y cuenta con un archivo muy interesante, que no puedo atender”, expresa Gloria.
Agrega que “el edificio está en condiciones, no acarrea riesgos, se ha mantenido toda su estructura y atendido cuando fue inaugurado, el tema pasa por la falta de personal… Si me enfermo, o cuando sea el momento de jubilarme, lo que por ahora no puedo, no quedará nadie que lo atienda”.
Gloria relata además que fue detenida política en tiempos de la dictadura, aunque no estuvo alojada en el edificio que la tiene hoy como único personal. También su madre y su hermana fueron víctimas de la dictadura.
“No sostener este lugar, es negar lo que ha ocurrido en la dictadura, la violación de derechos humanos, los desaparecidos y los muertos. En este lugar contamos la historia, no hablamos desde ideologías políticas. Perderlo, sería perder la memoria”, expresa.
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