El día se debatía entre el sol y las nubes. La noche anterior no había sido de las mejores, el cansancio me derribó al finalizar la jornada y sucumbí en los sueños. Lunes. Día del taller en el barrio. Traspaso la avenida y escucho «¿es la seño Agus?» (Seño sin serlo!). Una de ellas viene corriendo y me abraza a la altura de mi cintura, estaba súper abrigada por el frío. La otra se arrima con una sonrisa y me dice: «Viste, te reconocí desde lejos!».
Entramos a la Banateca, preparamos la merienda junto con la otra seño de corazón, y ellxs que ya eran nueve en total, comenzaron a dibujar. Lápices de colores, fibras que llamaban su atención, la letra cursiva que es difícil, la ternura que se expresaba en toda su dimensión.
Mi noche anterior se transformó con la dulzura de sus colores.
Cualquier camino que tenga 
❤
Por AGUSTINA FERRAGUTTI
