El temblor se registró en el sur del país con una magnitud de 7,2. Hay al menos 227 fallecidos, pero temen que haya muchos más.
Un fuerte terremoto de magnitud 7,2 sacudió este sábado por la mañana a Haití y provocó gran destrucción y al menos 227 muertes, cuando el país caribeño todavía no se recupera del devastador sismo de 2010. Además, hay cientos de heridos y desaparecidos, lo que hace temer un pronto aumento de la cifra de fallecidos.
El nuevo terremoto llega además en medio de una crisis política y social, tras el asesinato del presidente Jovenel Moise, a comienzos de julio, y en medio de la pandemia de covid-19.
El sismo, que hizo temblar las casas y obligó a la población a buscar protección, ocurrió cerca de las 8.30, hora local, y tuvo su epicentro a 12 km de la ciudad de Saint-Louis-du-Sud, a unos 160 km de la capital haitiana, Puerto Príncipe, según del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
En las horas posteriores se sintieron varias réplicas, muchas superiores a los 4 grados. En un principio hubo un alerta de tsunami pero se suspendió horas después.
«Hay muertos, puedo confirmarlo, pero todavía no tengo el número exacto», dijo en un primer momento el director de protección civil del país, Jerry Chandler a la prensa, y señaló que el primer ministro Ariel Henry estaba camino al centro nacional de operaciones de emergencia, en Puerto Príncipe.
Más tarde Chandler informó que se había confirmado la muerte de al menos 29 personas, pero el saldo todavía era provisorio. Pocas horas más tarde, Protección Civil informó que los muertos eran al menos 227. Pero la cifra podría aumentar más aún.
El sismo, que ocurrió a las 8.30 locales (9.30 de la Argentina), se registró al noreste de la ciudad de Saint-Louis du Sud, en el sur de Haití y a unos 160 km de la capital Puerto Príncipe.
El ISGS emitió también un alerta roja ante la posibilidad de que el terremoto haya dejado un gran número de víctimas, indicó la agencia de noticias Europa Press.
Producto del temblor, se observaron daños materiales en varias ciudades. Jérémie y Los Cayos, en la península suroeste de la isla La Española, que comparte con República Dominicana, están entre las más afectadas.
«Olas de tsunami que pueden llegar a 1 o 3 metros sobre el nivel de la marea son posibles en algunas costas de Haití», había reportado la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de EE.UU. (NOAA), sin precisar zonas concretas del país.
Una hora después del fenómeno, el Sistema de Alerta de Tsunamis de EE.UU. llevó tranquilidad al reportar que había cesado la amenaza de tsunami. Pidió mantener la vigilancia por si se produjeran «fluctuaciones menores, de hasta 30 centímetros, sobre y bajo la marea normal» en zonas concretas del país.
Una hora después del fenómeno, el Sistema de Alerta de Tsunamis de EE.UU. llevó tranquilidad al reportar que había cesado la amenaza de tsunami. Pidió mantener la vigilancia por si se produjeran «fluctuaciones menores, de hasta 30 centímetros, sobre y bajo la marea normal» en zonas costeras cercanas al epicentro del sismo en las «próximas horas».
En tanto, minutos después del sismo se registró una réplica de magnitud 5,2 a 17 kilómetros de la localidad de Chantal, de nuevo con un hipocentro a 10 kilómetros de profundidad. Según el portal local Gazette Haiti, el sismo se percibió durante varios segundos en la capital del país caribeño, Puerto Príncipe, que se encuentra a unos 130 kilómetros del epicentro.
La larga sacudida inicial se sintió en gran parte del Caribe, incluso en Santiago de Cuba (a unos 300 km de Saint-Louis-du-Sud), donde muchos residentes salieron de sus hogares, según Radio Rebelde.
El 12 de enero de 2010, un terremoto de magnitud 7 devastó la capital haitiana y varias ciudades de provincia. Más de 200.000 personas murieron y más de 300.000 resultaron heridas en la catástrofe, que dejó a 1,5 millones de personas sin hogar.
La reconstrucción del principal hospital del país sigue incompleta, y las organizaciones no gubernamentales se han esforzado por suplir las numerosas deficiencias del Estado.
El sismo de este sábado se produce poco más de un mes después de que el presidente Jovenel Moise fue asesinado en su casa por un comando armado, lo que conmocionó a un país que ya lucha contra la pobreza, una creciente violencia de las bandas criminales y la pandemia de coronavirus.