¡Qué difícil es RECONOCER!
Todos en algún momento del camino, hacemos daño a otras personas y por no poder RECONOCER a tiempo lo que hacemos mal, dejamos una huella triste y un recuerdo poco grato en ellos.
RECONOCER que erramos, que a veces no pensamos en los otros, que nos creemos el ombligo del mundo, que somos manipuladores, mentirosos, tristemente interesados, aprovechados, mezquinos, un témpano insensible.
RECONOCER que el otro puede sentirse aplastado, débil, en desventaja.. Y aún sabiendo que uno cuenta con esas personas y que están ahí para nosotros, sin excusas, sin esperar nada, solo para estar cuando las necesitamos, ¿¿NO lo vemos o tal vez no nos interesa!!??
RECONOCER que estamos siendo y haciendo lo que no deberíamos, porque estamos frustrados, negados a una realidad que nos estalla en la cara y aún así no la queremos aceptar, que vaciarle el alma al otro no nos va a hacer más fuertes ni nos va a devolver la paz, sino todo lo contrario.
RECONOCER que por esas actitudes que solo nos alejan de gente que realmente nos quiere bien, nos rodeamos de los que solo están porque les conviene o porque esperan un resultado favorable a sus intenciones, así eso tarde toda una vida y en ese estar, nos van a perjudicar en definitiva, porque todo lo que damos nos es regresado por obra de un mágico búmerang, que se llama justicia divina.
RECONOCER es tan importante, que cuando sucede, podemos ver con claridad, incluso hasta las intenciones del otro. Ojalá te suceda, ojalá puedas RECONOCER y así tal vez y solo tal vez, puedas sanar algunas almas y sentir que estás haciendo lo correcto.
Por AMPARO LECCESE