QUE PAREZCA UN ACCIDENTE…
Que parezca un accidente…
Que te borre de mi mente.
Que de a jirones te saque de esta historia
y te devoren mis poesías.
Que parezca que no exististe en mi tiempo…
Que fuiste un mal sueño
del que aún puedo despertar.
Que mis latidos sean mansos
sin cegarme por el brillo de tus ojos
que lastiman mis sentidos.
Que me torturen otros besos
que de amor sano me salven,
que no sean más los de tu boca,
que aniquilaron la esperanza,
desgarrando mi alma a mordiscones.
Que parezca una muerte anunciada…
Que te claven los puñales de mi angustia,
que cuando te fuiste sin mirarme,
dejaste devastado mi mundo.
Que no había lágrimas de dolor en mi alma,
hasta que inundaste mis silencios,
usándome, saqueándome,
hasta despojarme por completo.
Que parezca que viajaste por un agujero de gusano
Que te tragó la tierra
Que desapareciste…
Que de cada palabra tuya se adueñe el viento.
Que te gane alguien más en la lotería.
Que se envenen otros labios con tu droga…
Que se embriaguen otras gargantas con tus licores…
Que no sea yo tu escudo, ni tu refugio.
Que no sea yo tu reflejo, ni tu amparo.
Y que no seas vos una capa de mi piel,
ni mis deseos más profundos.
Que parezca un accidente…
Que te atropelle mi estúpida inocencia.
Que estafes a otras con tus mentiras.
Que te conviertas en el hombre que debiste ser
y nunca pudiste…
obsesionado por la codicia
de tenerlo todo a pedir de boca,
quedándote vacío.
Que aunque sea en algunos años,
entiendas cuánto mal has hecho,
y el destino te cobre
una a una, todas tus trampas.
Que te desangres de nostalgia
recordando mis caricias.
Que tu cuerpo no vuelva a sentir,
que a nadie hagas gemir…
Que se acabe tu malicia
en estas manos que soltaste,
enraizando mis nostalgias.
Que mueras de todas las formas posibles
y te devuelvan a la vida,
más humano,
más vos, sin tus infiernos,
más vos, sin tus tinieblas.
Que parezca un accidente,
y en la vastedad del universo
te deje mi memoria.
Que no dañes más mi juicio,
que no confrontes mis ideas
y no controles ya mis actos.
Que te derrames como el vino
en la tierra que te entierre,
y en esa flor que no me diste,
vuelvas a nacer, vida mía,
para florecer bueno,
con la dosis justa de defectos,
más empático y sin egos,
pero esta vez..
muy lejos de mi cielo…
Por AMPARO LECCESE – Escritora