VOLVÉ «GRINGA»… TE EXTRAÑAMOS…

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Es una verdad obvia, tal como sus consecuencias: la Ciudad ha crecido tanto demográfica como geográficamente, lo que trae aparejado más personas que necesitan trasladarse de un punto a otro de la localidad, siendo las distancias entre punto y punto cada vez más extensas.

A lo que se suma otra verdad: las distancias ya no pueden siempre transitarse caminando o en bicicleta, y para quienes no poseen un vehículo la única opción que les queda es trasladarse en taxis o remisses.

A lo que se agrega otra verdad: los costos de esos viajes son cada vez más altos, y en innumerables casos se hace imposible de pagarlos, habida cuenta de otras necesidades que deben ser atendidas y que también se han vuelto difíciles de asumir.

En resumidas cuentas, de lo anterior, se extrae como conclusión que la implementación de un transporte público de pasajeros en Casilda es de una necesidad casi imperiosa e indispensable, que no puede seguir dilatándose en elntiempo a la hora de las respuestas.

Personas que deben ir a distintos sitios, sea para trabajar, para estudiar, para hacer trámites o para recibir atención médica, requieren del servicio.

Es también casi una obviedad aclarar que no son los taxistas quienes son responsables del problema, ni tampoco son ellos quienes deban encontrar una solución. Se trata de su trabajo, del cual viven, teniendo en la calle un importante capital –sus vehículos- que además sufren un desgaste cotidiano. Si bien es a la vez un servicio, a tal punto que para aumentar sus tarifas debe el Concejo Municipal aprobar el incremento, es un medio de vida para quienes desarrollan esa actividad, y deben ser considerados ajenos a la responsabilidad de encontrar alternativas. Debe ser, sin dudas, el poder político quien la encuentre.

Muchos fueron los intentos, a través de los años, de concretar un servicio de transporte público en nuestra Ciudad.

¿Quién, que tenga ya algunos años, no recuerda el servicio de transporte de “La Casildense”, más conocida en el lenguaje cotidiano como “La Gringa”? El colectivo –“CEMENTERIO/PLAZA/HOSPITAL”- era un claro ejemplo de practicidad: recorría la ciudad de punta a punta, en algunos tramos trasversalmente, y dejaba al pasajero más o menos cerca, pero nunca lejos del lugar se dirigía. Claro, el paisaje urbanístico, las distancias y la cantidad de habitantes eran otros. Se mantuvo en el tiempo, hasta que un día se la devoró la historia. Y los recuerdos.

Luego de mucho sin tiempo sin nada similar, dos firmas locales prestaron un servicio con una sola unidad, pero dejó de funcionar en 2005 por falta de rentabilidad. Luego, en 2009, se implementó un servicio prestado por una empresa de transporte de la vecina localidad de Fuentes  -“El Puma”-, que en definitiva se convirtió en el último intento. Pese a que había generado buenas expectativas, duró pocos meses.

Cabe señalar que no resultaron prácticos, pese a la buena predisposición de quienes lo intentaron, entre otros motivos por las por largas esperas de los pasajeros en las paradas, y recorridos poco fáciles de transmitir y de comprender de tan intrincados. Como se ha dicho antes, la Ciudad creció, y no son los mismos tiempos de la Gringa legendaria. Y en tiempos modernos, un solo colectivo resultó insuficiente

Quien motorizó siempre la iniciativa fue la Concejala Antonia Pierucci. Hizo reuniones, recorrió barrios, interesó a instituciones y medios de comunicación y hasta emprendió una cruzada de firma de planillas. Hasta que logró el tema llegara al Concejo Municipal, para que defina una postura sobre el papel que el Estado debe ocupar en el tema.

Así, en 2014, fue sancionada una Ordenanza que trajo en su momento muchas discusiones, y que duerme desde entonces. Fue un primer paso, aunque la norma no implementaba el servicio de manera directa sino que creaba una Comisión para estudiar el tema en profundidad en un lapso de 90 días. “Si querés que no se haga nada, creá una Comisión”, solía decir el General tres veces Presidente de los argentinos…

Vale repetir que hablamos de 2014. Tiempos de Juan Carlos Bacalini como Intendente de la Ciudad. Hasta en algún momento de su gestión hubo un intento de compra de minibuses… que sólo quedó en expresión de deseos…

El tema vuelve recurrentemente a ser tema de la gente. Especialmente de los vecinos de barrios más alejados del centro. Y especialmente cada vez que aumenta la tarifa de los autos de alquiler…

Es claro que un emprendimiento privado no resulta redituable. Y para que lo sea, se haría de imposible pago de boletos por parte de los usuarios. Es decir, no traería una solución. Y es aquí donde el rol del Estado comienza a perfilarse como ineludible si se desea implementar el servicio.

La Concejal Pierucci, eternamente requerida por los medios cada vez que los ciudadanos reflotan el tema, se reitera en sus argumentos, repetidos a través de varios años:

“Se trata de un tema complejo que merece una solución. Es necesario pensar en un sistema acorde a las necesidades actuales de la ciudad. Esto implicará arrancar con unidades tipo minibús, con capacidad para 12 ó 16 pasajeros, y establecer más líneas y frecuencias. El servicio debe ser brindado por el Municipio o subsidiado, ya que cumple una función social que implica la presencia del Estado».

“Creemos que Casilda merece ofrecerle a la gente otra alternativa, la del transporte público. Vamos a los barrios para consultarle a la gente y a través de ellos, poder por fin implementar esta iniciativa. Algunas personas consideran que las opciones anteriores no habían dado resultado. Tiene que haber una regularidad, de una hora entre parada y parada para organizar los horarios, y también concientizar a la gente. Probablemente no se dé en el primer mes, pero si informamos a le gente y cumplimos con los horarios, va a funcionar”.

“Vamos a seguir insistiendo. Volveremos a movilizar a la gente, a firmar nuevas planillas.La gente mayor no puede recorrer grandes distancias a pie o en bicicleta o moto. Y ostear un taxi a mucha gente se le hace imposible, y no es culpa de los taxistas, ellos tienen su trabajo, sus costos y riesgos, a tal punto lo entiendo que siempre voto a favor cuando requieren aumento de sus tarifas. La respuesta la debe dar el Estado. El transporte público es una necesidad en Casilda, y vamos a seguir peleando porque algún día se implemente”.

Por todo lo dicho, consideramos de nuestra parte es necesario implementar un servicio de transporte público en nuestra Ciudad. Nadie pretende el Municipio absorba grandes pérdidas ni mucho menos. Habrá que aguzar el ingenio, encontrarle la vuelta. Es una necesidad imperiosa para muchos vecinos, y no se puede ser indiferente ante ella.

Mucha gente lo espera, porque de verdad lo necesita.

Y desde algún lugar del universo de la nostalgia, “la Gringa” -humilde, práctica y sumamente útil- sigue esperando haya por fin quien la suceda…

 

Por GUILLERMO MONCLÚS