«2020: ¿HEMOS APRENDIDO ALGO?», por LUCRECIA MARTINI

0
362

EXTRAÑAS CRIATURAS

 

2020: ¿HEMOS APRENDIDO ALGO? Comida y pirotecnia en las fiestas de fin de año.

“Queda mucho por andar pero cada vez nos acercamos más

Falta entender que nada sobra

Que cada pieza es parte de esta gran obra

Falta abrir los ojos y darnos cuenta

Que no estamos solos en este planeta…”

                                                                        Dice parte de la letra de Equidad, canción de Connie Isla.

Hemos llegado al último mes de 2020, un año marcado y traspasado por una pandemia que nos sigue enfermando y matando. ¿Hemos aprendido algo que nos reconozca vulnerables y nos permita cambiar hábitos, estructuras obsoletas y tradiciones carentes de empatía?

Se acercan las fiestas de Navidad y Año nuevo y lo primero que estaremos pensando es en el animal que comeremos, a la parrilla o con otra preparación; terneros, vacas, chivos, cerdos, pollos, todo será bueno para saciar nuestra gula. A la hora de comerlos nos creemos libre de toda culpa aunque somos tan parte del proceso y resultado como el empresario dueño de un frigorífico, el matarife y el carnicero. Somos antropocentristas, creemos ser los únicos con derechos y no reparamos en los otros animales, los no humanos, seres sintientes.

El ternero que elegiremos es el que fue separado de su madre apenas veinticuatro horas de nacido, el cerdo es el que después de vidas sometidas al sufrimiento para la producción degustarás en tu mesa de Noche buena, no tan buena. Y así podría seguir con cada uno y todos los animales que decidimos condenar para beneficio propio, hacinamiento, inmovilidad, métodos intensivos de cría, malas condiciones de transportes y muertes violentas, eso es lo que comemos y con lo que alimentamos nuestros cuerpos, mente y espíritu.

Seguimos horrorizándonos porque en China comen gatos y perros, mientras nosotros cuidamos a algunos y a otros los abandonamos, los hacemos reproducir sin control, porque somos pro vida, los dejamos nacer para que mueran después. También aquí nos creemos con derechos sobre ellos y olvidamos que no son cosas, son seres sintientes. Sienten dolor, tristeza, amor; empatía es ponerse en el lugar del otro. ¿Nos

hemos puesto a pensar si hubiéramos nacido en el cuerpo de otro animal y hoy alguien estaría decidiendo sobre nuestras vidas?.

Otro punto importante llegado este momento del año es la pirotecnia, aquí tampoco hemos aprendido. Nos quejamos que no llegamos a fin de mes, que los salarios son bajos, que necesitamos recibir ayuda, sin embargo para la compra de pirotecnia parece que olvidamos los discursos. Ordenanza vigente que la prohíbe, falta en Casilda prevención, adelantarnos para que no pase.

Los humanos somos raros, sabemos que algo nos hace mal y seguimos haciéndolo, no hay manera de encontrarle el lado aceptable al uso de pirotecnia. Mientras los fabricantes y comerciantes defienden sus intereses económicos y hablan de artefactos habilitados, la Sociedad Argentina de Pediatría reclama la prohibición del uso doméstico de todo tipo de pirotecnia, remarcando que tanto legal como clandestina provocan daños irreversibles en la salud física y emocional de las personas.

No existe pirotecnia segura, inofensiva ni de bajo riesgo, todas pueden producir lesiones. Niñas, niños y adolescentes son los primeros lesionados incluso por uso hasta supervisado por un mayor o solo como espectadores u observadores. El sufrimiento de autistas, personas mayores, enfermos y animales, es aturdido y silenciado por las explosiones de los artefactos de pirotecnia.

También el ambiente que compartimos es contaminado por el uso de pirotecnia, la más común es la contaminación sonora, irrita y perturba; la contaminación lumínica que afecta el comportamiento de la fauna urbana o silvestre y la contaminación que se desprende del uso de pirotecnia, lo que queda cuando ya explotó. La mayoría de las sustancias que intervienen en la composición de la pirotecnia se liberan durante el consumo y pueden permanecer en el aire o descender hacia el suelo y concentrase en los cursos de agua.

La mayoría de los compuestos combustibles de la pirotecnia, magnesio, aluminio y fósforo, se encuentran en forma de polvo con partículas muy finas que pueden permanecer mucho tiempo en suspensión, siendo inhalados por los seres vivos y afectando grandes áreas hasta su depósito final. Lo que tiramos no desaparece, vuelve y nos enferma.

Y otro dato, las 3 R, para cuidar nuestra casa común, el planeta:

Reducir: generar bienes de consumo inútiles no ayuda a achicar la cantidad de basura que producimos. La pirotecnia no es un bien de consumo necesario o imprescindible.

Reutilizar: nada de la pirotecnia puede volver a utilizarse, porque todo se quema, casi por completo. Cero cuidado del ambiente.

Reciclar: no hay envases inocuos ni materiales que pueden procesarse para nuevos usos.

Extrañas criaturas, que el año que termina no haya pasado en vano, capitalicemos lo aprendido y pongámoslo en práctica, estamos a tiempo. Queda mucho por andar pero cada vez nos acercamos más.

Fuente: consulta de material y extractos de Red de Políticas Públicas.

 

 

Por LUCRECIA MARTINI – Licenciada en Comunicación Social / Proteccionista