«¿QUÉ SECRETO ESCONDE UN JUGUETE», por SILVIA TASSI

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¿QUÉ SECRETO ESCONDE UN JUGUETE?

El juego es la primera y la principal actividad por la que nos comunicamos con los demás, observamos y exploramos la realidad que nos rodea, establecemos relaciones con los objetos…

¿Por qué son tan necesarios para los niños?. ¿De dónde surge la necesidad por acunar una muñeca, dar patadas a una pelota o vivir aventuras intergalácticas moviendo un dispositivo digital manual?

El ser humano tiene la capacidad única para jugar, pero no exclusiva de nuestra especie, ni mucho menos. Numerosos animales lo practican, como las crías de delfines, que se divierten haciendo burbujas o  como tanta veces nos quedamos deleitados mirando algún cachorro juguetón.

Desde el punto de vista de la neurociencia, las actividades lúdicas fortalecen dos áreas de la masa gris: el cerebelo, y el lóbulo frontal. El juguete cumple un papel clave en esos procesos de maduración, pues sirve para que los niños más pequeños aprendan la relación causa-efecto –“si empujo el cochecito, se mueve”– y ejerciten el cálculo de probabilidades mediante el ensayo-error.

Un juguete es vehículo para desarrollar habilidades como la atención, la abstracción, la memoria, la representación, la simbolización o la resolución de problemas. Por eso, en todas las culturas y en todos los tiempos, los niños juegan con ellos.

Haciendo historia del origen del juguete, el hombre juega desde que es hombre y con ello se piensa que en las cavernas se utilizaron objetos para jugar: juguetes. “En Egipto se han encontrado en tumbas muchos juguetes como soldaditos de madera policromada, muñecas de trapo, trompos, sonajeros, caballitos (…) e incluso pelotas hechas con vejigas de ovejas o madera” los juguetes reflejaban la realidad de la época”.

Los juguetes son instrumentos para el desarrollo infantil y dan felicidad. Jugar es un derecho de la infancia. Desde muy pequeños, los niños y las niñas  deberían pasar mucho tiempo entre juguetes.

Por ello, la clasificación  elaborada hace décadas por Jean Piaget (1896-1980), influyente teórico suizo, existen tres modalidades de juguetes, acorde con la evolución mental de los infantes: hasta los dos años, sonajeros, espejos y muñecos musicales estimulan los sentidos y la motricidad; de dos a seis años, aparecen los disfraces, las cocinitas o los juegos de construcción, que promueven la memoria, el autocontrol y la imaginación; y a partir de los seis, los niños se someten a los reglamentos complejos de los deportes, juegos de mesa o actividades como la comba y la rayuela. Así se inician en el despiadado mundo de la competitividad humana.

Además, dada la importancia que los juguetes tienen en el desarrollo intelectual, se suele llegar a obsesionarse con la compra de que éstos sean solo educativos. Sin embargo, varios estudios sobre el aprendizaje en la infancia, sumado a mis años de enseñar y acompañar la educación infantil sustentan “que cualquier objeto que sirva al desarrollo de las capacidades cognitivas, educa”; son oportunidades para jugar, explorar y socializar. El juguete educativo, o un objeto corriente, producirá el mismo efecto. Porque a menudo triunfa lo más simple, el potencial de los objetos más cotidianos junto a la imaginación infantil hace del mismo, el juguete más valioso.  Objetos sin estructura definida,  favorecen la libertad de acción, la creatividad junto con imaginación, como la clásica caja de cartón, un rollo de papel o una cuchara….

Debido a esto, un buen juguete no es necesariamente el que el mercado dice, sino que es aquel con capacidad para seducir al niño para incorporarlo a sus actividades.

Cada juguete es una pieza que junto a otras, arma nuestra infancia. Permiten descubrir  la existencia de diferentes formas, colores, tamaños, texturas; las funciones de los objetos que le rodean, comprendiendo para qué se utiliza cada uno.

Es así como mediante los juguetes pueden expresar lo que piensan, sienten o quieren hacer potenciando la comunicación y muy especialmente ayudan a lidiar con los problemas de la vida cotidiana, facilitando la resolución de conflictos, ya que el niño modela a través del juego tanto sus preocupaciones como las posibles soluciones. Se necesario resaltar la importancia sustancial que tiene la observación de un niño al jugar, allí nos está manifestando su sentir.

 

 

Por consiguiente, elegir juguetes que reúnan a niñas y niños cooperando y compartiendo espacios, tanto públicos como domésticos, les enseñarás a construir un mundo más libre e igualitario.

A pesar de que los juguetes de hoy día parecen ser diferentes a los de antaño, el propósito de los juguetes siempre ha sido el mismo: llevar alegría, placer, y crear oportunidades para incrementar el aprendizaje y el desarrollo.

Entonces…vinculando lo desarrollado, ¿cuál será el secreto que esconde un juguete?, o ¿qué secreto todavía tienen las infancias que necesita un juguete para desarrollarse?

 

 

 

Por SILVIA TASSI – Profesora de Nivel Inicial