SOBRE ARCAÍSMOS (Cuarta Parte)

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Por los años 60 se decía Me bocharon cuando no se aprobaba un examen; Me trabajaron de lo lindo cuando alguien había sido engañado. El Diccionario de argentinismos de la Academia de Letras ofrece más ejemplos: trabajar como un negro, bañadera (vehículo descapotable destinado a excursiones o paseos urbanos); teleaudiciones; chantapufis, balazo (auto que anda rápido).

Nuestros videos son vídeos en España y en algunos países de Latinoamérica, nuestras computadoras son ordenadores para los españoles y los CD (cidi) son discos compactos o DC (dece). Ya no se usan expresiones como Ir al rincón, orejas de burro, señora o señorita, según sea casada o soltera la mujer; en la década del 70 las mujeres lindas eran monas; se hablaba de chambones y de chiripás. Una actriz, con el pelo flou, declara que lo que más le gusta es «escuchar música en su esterofónico. Los cambios sociales incorporan palabras: piquetero ya no es un grupo de obreros en huelga que impide la entrada de los carneros a la fábrica; son, hoy, quienes cortan la ruta. En los 80 hay peinados afro, las mujeres se planchan el pelo, se escucha música disco, y los jóvenes se invocan como loco o man; se oye no te banco y al que finge ser un chico bueno se lo llama careta. Hay palabras que llenan un vacío semántico, que dicen algo que ninguna otra expresaba y esas parecen estar aquí para quedarse: no hay nada como trucho para decir trucho.

Macanudo; Pochita Morfoni; tilingo, manducar: dichas en voz alta, son el ábretesésamo del túnel del tiempo. Según Mario Emilio Pérez, cuando alguien atravesaba un período de escasez monetaria se decía que estaba afectado de prángana, o de fuácata; hoy se dice del desbaratado económico que está en la olla; antes las mujeres carentes de atractivo físico eran calificadas de flejes, gurgucias o guatárfaras, después fueron conocidas como grillos, más recientemente se las llamó adefesios; para señalar que una persona odiaba a alguien, se decía que le tenía tirria; a los aficionados a apoderarse de la propiedad de otros, antes se les llamaba ponemanos o amigos de lo ajeno; hoy son delincuentes o simplemente ladrones; los que mostraban desmedidas ambiciones de dinero eran considerados angurrientos, expresión que nadie usa en la actualidad.

¿Cómo evitar que las palabras desaparezcan de una lengua? Imposible. El tiempo hace que las cosas cambien, y el idioma no está exento de ello.

Por MARCELA RUIZ