Todo comenzó el pasado viernes 1ro de febrero cuando Débora se reincorporó a su trabajo como asistente escolar en la Escuela Normal y sufrió la sustracción del rodado menor que había dejado dentro de las instalaciones de la institución escolar.
A partir de allí comenzó una andanza de visitas a las distintas dependencias locales de las fuerzas de seguridad sin encontrar respuesta alguna. Estuvo en reiteradas oportunidades en la Jefatura, en donde radicó la denuncia, y también en donde opera la Policía de Investigaciones. Las respuestas siempre eran las mismas: nunca había información al respecto.
Mientras todo eso sucedía, Débora decidió publicar el robo de la moto a través de Facebook y fue gracias a ello que una persona se comunicó con ella de forma anónima y le indicó dónde se encontraba su moto y quien la había robado. Con esos datos rotundos la mujer comenzó su propia investigación.
Con el paso de los días, fue recibiendo más detalles que la llevaban siempre al mismo sujeto y obteniendo pruebas como registros fílmicos. Nada de eso le sirvió a las fuerzas policiales para tomar cartas en el asunto.
Finalmente, este fin de semana pudo dar con el sujeto a quien indagó y la llevó hasta el lugar donde tenía la moto. La misma se encontraba sin patente, sin plásticos, sin batería, sin espejos y sin calcomanías. Era claro que la estaban desmantelando y de haber pasado unos días más nada quedaría de ella.
Gracias a su propio accionar, Débora pudo recuperar lo que quedó de su pequeño vehículo pero no dejó de mostrar a través de su publicación el enojo que le provocó la falta de acción policial. “Ahora, mi mayor bronca e impotencia es haberme dado cuenta en primera persona de algo que ya todos sabemos y que estamos cansados de reclamar, de que no podemos confiar en nadie, ni siquiera en la justicia y en las leyes que dicen ampararnos. Tuve que jugar a detective por el lapso de una semana, buscar al sujeto que me había sustraído mi pertenencia, arriesgarnos, enfrentarlo y prácticamente llegar a un acuerdo o tratarlo de la mejor manera posible para poder recuperar algo que es mío, que lo adquirí con dinero de mi trabajo, que lo tengo en regla para poder circular tranquila por la ciudad y que lo había denunciado con pruebas más que contundentes”.