CASILDA TENÍA UN RATÓN (Y AHORA SON CIENTOS…)

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Desde hace ya mucho tiempo, se evidencia una situación en nuestra Ciudad más que alarmante: la gran cantidad de ratones que pululan por distintos sectores de la misma.

En un principio, la visualización de los roedores se evidenciaba en las zonas suburbanas, especialmente a la vera de la Ruta Nacional 33 y de la Ruta Provincial 92. En la primera, muy especialmente en la zona de su intersección con Boulevard 9 de Julio. En la segunda, a la altura del Área Industrial.

La presencia de cerealeras, basurales a cielo abierto, alcantarillas, además del tránsito de camiones que transportan cereal y dejan en su recorrido caer granos de su carga, posibilita ver, en distintas horas del día, especialmente en las últimas horas de la tarde, gran cantidad de estos animalitos, que oronda y tranquilamente se pasean entre banquinas y asfalto, y que ni siquiera evidencian temor ante el paso de los vehículos.

Pero no sólo en esos sectores proliferan. En distintos barrios de la Ciudad, los vecinos advierten la presencia de ratones, que obviamente alarman por distintos motivos, especialmente por las enfermedades que a través de la orina pueden contagiar, sea a seres humanos, sea a otros animales como perros, que a su vez la transmiten a las personas.

El caso de un jovencito de 15 años que contrajo hace unas semanas leptospirosis enfocó el problema con más énfasis.

Según los especialistas, la presencia de ratones no es casual en épocas como las que atravesamos las últimas semanas, de muchas precipitaciones: el agua inunda las madrigueras y los roedores salen de ellas.

De todos modos, a simple vista puede comprobarse que la población de los mismos es mucha, y como es sabido, su reproducción rápida y multiplicadora.

La escena de un ratón muerto en cercanías de un colegio céntrico volvió hace unos días a encender las quejas.

Cuando en los medios de comunicación se toca el tema, los llamados de los oyentes dan cuenta que la problemática se replica en varios y diferentes sectores de Casilda.

Incluso en las plazas céntricas, donde es más que frecuente ver ratones subiendo y bajando de las palmeras. Cabe reiterar que la orina del ratón es portadora de enfermedades. Y que en las plazas, entre otras personas, circulan y permanecen muchos niños a la hora del paseo o de los juegos.

Si bien dentro de la estructura del Municipio hay personas encargadas del tema, parece ser sus esfuerzos son insuficientes habida cuenta de la enorme dimensión de la situación, y los recursos escasos. Lo que haría indispensable un pedido de ayuda a los organismos y estructuras del Gobierno Provincial que sean competentes, a la hora de al menos intentar controlar la situación.

Exterminadores privados cuentan incluso que en zonas de plantas frigoríficas linderas a la ruta, la población de roedores que han observado llega a llamarles la atención, pese a su experiencia en el oficio.

El tema, como decíamos más arriba, no es nuevo. Parece ser que al haber llegado al centro de la Ciudad se ha tomando dimensión del mismo.

Si es así y se actúa en consecuencia, en buena hora, más allá que barrios más periféricos lo padecen desde hace mucho, y que si se hubiese actuado en el momento oportuno quizás no se hubiese proyectado a la Ciudad toda.

Esperemos una pronta respuesta, que solamente puede traducirse para que sea efectiva en acciones que van mucho más allá de pedir al vecino no arroje basura y limpie pastizales en terrenos privados, lo que sin perjuicio de lo indispensable que resulta cumplir con lo solicitado, no parece alcanzar para remedar la situación, que ha de ser abordada por las autoridades locales con respaldo de las provinciales a través de métodos de control de plagas eficaces y concretos.

La preocupación va mucho más allá del rechazo que puede provocar en muchos el aspecto de un ratón:  es nada menos que la salud de la población lo que está en riesgo.