Una persona rica resuelve hacer un presente a una persona pobre por su cumpleaños, e irónicamente manda preparar una bandeja llena de basura envuelta en papel. En presencia de todos, manda entregar el presente, que es recibido con alegría por el agasajado. Gentilmente, el agasajado agradece, abre el regalo, y pide que lo espere un instante ya que le gustaría poder retribuir la gentileza. Tira la basura, lava la bandeja, la cubre de flores, y la devuelve con un papel, donde dice: “Cada uno da lo que tiene”.
Este hecho nos hace pensar que no nos conviene afligirnos por el modo negativo de obrar que tienen algunas personas ya que actúan por lo que tienen dentro. No perdamos la serenidad por ello. Hay que pensar que es un problema del otro y rezar por su conversión. En la vida corriente es necesario ejercitarnos en dominar las reacciones emotivas que puedan surgir nos espontáneamente en el encuentro con estas personas, que pueden estar en la familia, el trabajo, la calle o en cualquier parte. Tenemos que mantener el autodominio antes de hablar y decir cualquier cosa que pueda ser similar a la actitud inmadura de esas personas negativas.
Tampoco nos conviene quedarnos con resentimientos por las actitudes de los otros, porque si dejamos anidar sentimientos malos hacia ellos, gastaremos mucha energía interior que podríamos usarla para cosas positivas. Tiremos lo malo que nos daña y donemos lo bueno con alegría.
Seamos actores y no reactores en todo momento, especialmente cuando nos veamos tentados a tener reacciones infantiles de peleas por pequeñeces diarias. El actor es el que obra conforme a lo que considera que tiene que hacer con rectitud de intención, aunque los otros hagan cosas desagradables. En eso se manifiesta tener un verdadero carácter y no dejarse llevar por impulsos mediocres.
Si intentamos purificar nuestro interior, no nos buscaremos a nosotros mismos cerradamente y estaremos abiertos para hacer el bien, tratando de sembrar buena semilla en nuestro interior para después florecer con virtudes que benefician a los demás con el buen testimonio diario.
Finalmente tengamos cuidado de no hacer el papel de la mala persona que entrega basura, porque todos tenemos en nuestro interior una mezcla de bien y mal.
¡Amemos no sólo de palabra sino con obras, que eso es magnífico!
Por JORGE NARDI