LOS BUENOS HÁBITOS

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Me atrevo a sugerirles tareas varias que nada tienen que ver con la exigencia de la obligatoriedad.  Se cumplen  o no;  así de fácil.  No son publicables.

¿Qué diferencia existe entre  países como Japón y Argentina?

¿Inteligencia?

¡No!… en eso los argentinos somos tanto o más capaces.

¿Entonces?

Ellos tienen  ese ”algo” que a nosotros nos falta: ofrecer lo individual para obtener objetivos comunes. Esta conclusión la saqué personalmente cuando visité a ese país hace varias semanas.

¿Puede la sociedad de Casilda convertirse de pronto en un modelo que ejemplifique logros similares, sin comprometer  el pensamiento y la libertad  individual?

Evidentemente.

¿Cómo?

En absoluto secreto.

Y… ¿qué es eso?

Cumplir   tareas – las que cito más abajo- con responsabilidad y sin contárselo a nadie, como si fuese uno, solamente uno, el que las hace.

¡Por supuesto!…Siempre que  quiera hacerlas.

¿Tiene usted el hábito de lavarse los dientes todos los días?

Bien… eso  facilita la posibilidad  de que me entiendan.

En una comunidad, los buenos hábitos de comportamiento,  son necesarios e imprescindibles para lograr una sociedad ordenada y responsable.

  • Evitar arrojar papeles, envases etc.etc. en la vía pública.
  • Levantar todos los días un objeto, solamente uno, (papel, envase etc.etc. arrojado por quien carece de esos hábitos) y depositarlo en un cesto.
  • Cruzar las calles por las esquinas y hacerlo cuando lo autoriza el semáforo.

Hay muchas otras, pero comencemos por  las más simples;  lo importante es hacerlo en silencio, para nosotros mismos, autoevaluándonos antes de entregarnos al descanso.

No llamarle la atención ni criticar al que no cumple. Cuando hayan muchos que hagan las tareas, ellos también la harán y la ciudad será distinta.

El tiempo que dura la luz roja de un semáforo, aprovechémoslo para observar la ciudad, -es maravillosa- después, de paso, escuchemos el sonido que hacen los motores enloquecidos  para  ir  pensando cuales serán las  tareas a realizar y que tengan que ver con  la  implantación  de hábitos positivos en  cerebros vacíos.

Todos nos beneficiaremos, incluidos los apresurados.

¿Cuándo sabremos que empezamos a mejorar?

Cuando la ciudad se vea limpia y ordenada.

 

Por ARMANDO ABEL CAVALIERI