MELINCUÉ Y SU DESTINO

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“Cuenta la historia que sobre la laguna vivían en la Toldería Mayor el gran Cacique Melín junto con su mujer Nube Azul y a su hijo Cué.  Que los tres se amaban por sobre todas las cosas, y que ella defendía y cuidaba a su hombre del cual estaba perdidamente enamorada. Tanto lo amaba, que cuando él salía de excursiones, ella no hablaba con nadie hasta que regresara, y que durante todo ese tiempo, sus ojos derramaban lágrimas que ella decía que sólo eran de dolor y de amor.
 En una de las excursiones realizadas por el Ejército, tristemente célebre campaña para desterrar a los indígenas de las pampas, un grupo de indios Ranqueles, liderados por el Cacique MELIN, fue emboscado a la orilla de la gran laguna y masacrado sin misericordia. A la matanza, sólo sobrevivió su esposa, quien huyó en su caballo, un tordillo brioso e inteligente que la llevó malherida hasta una de las islas de la laguna.
Allí la mujer, aterida de dolor y furiosa por la muerte de su hombre y de CUÉ, el hijo de ambos, maldijo a los blancos antes de morir. En su agonía, y llamando al lugar MELINCUÉ, por su hombre y su hijo, le deseó al pueblo que las aguas de la laguna crecieran y que de a poco fueran tapando con sus olas todo el lugar.
 Y el agua creció. Creció tanto que anegó campos y llegó al pueblo y se apoderó de él durante varios años, haciendo que sus moradores vivieran en un continuo estado de alerta.
El éjido quedó bajo las aguas, miles de hectáreas se convirtieron en estériles, pues la altura de la laguna, ya transformada en Lago, las fue anegando pausada pero efectivamente.  Los moradores más antiguos aseguran que en noches de lluvia, el espíritu de la india sopla y sopla para que el agua llegue al pueblo y dicen también que hasta que no haya un acto de desagravio por tamaña matanza, su espíritu lleno de furia, dolor y amor por su familia y su pueblo seguirá rondando, y los males no cesarán de llegar sobre la población y el espejo de agua”.
La Leyenda de Melincué
( “Mitos y Leyendas de la Provincia de Santa Fe”)

Nuestra región no toma como extraordinarias las inundaciones o situaciones extremas producidas por el agua. Muchas de sus localidades, por no decir todas, han padecido en algún momento estas circunstancias, en varios casos repetidas en el tiempo, y que obligan a sus habitantes mirar al cielo pidiendo no llueva en demasía, o bien ya deje de llover, ya que cualquier lluvia excesiva -y en algunas oportunidades ni siquiera eso es preciso- pone en riesgo la vida cotidiana.

El caso de Melincué, localidad de 2100 habitantes del Departamento General López de nuestra Provincia, asume de manera aguda esas peripecias. Desde los primeros días de la semana anterior, todo el pueblo emprenda esa desigual batalla con el agua que se empeña en invadirlo todo.

Melincué Casino &. Resort.

Es verdad que Melincué tiene una característica especial, que la diferencia del resto y que agrega el plus adicional de riesgo en casos de lluvias abundantes; su Laguna. Esa que al desbordarse supera las contenciones circundantes. Fue el martes a la madrugada cuando se desbordó el terraplén, anegando el Casino y otras zonas de la Localidad.

Se encuentran trabajando en Melincué unas 300 personas de las áreas de Protección Civil, Desarrollo Social, Seguridad y Salud. A estos equipos, se suman bomberos de todo el sur de Santa Fe convocados para reforzar las defensas y personal del Ejército Argentino, que fue enviado por el Ministerio de Defensa de la Nación.

La coordinación de las tareas que llevan a cabo bomberos voluntarios de todo el sur santafesino, rescatistas, fuerzas de seguridad y los habitantes mismos, está a cargo de la Secretaría de Protección Civil de la Provincia. Su titular, Marcos Escajadillo, está afincado en Melincué desde hace varios días, y sostiene que los trabajos que se viene realizando se basan en tres prioridades: apuntalamiento y defensa de la Ruta 90, refuerzo de la línea de defensa del norte, por donde se produjo la brecha permitiendo el ingreso del agua, y el fortalecimiento del bombeo realizado con máquinas para que el agua baje, según expuso el funcionario. El objetivo es reforzar la barrera que impide el ingreso del agua de la laguna al ejido urbano con más de 7.500 bolsones de arena en siete kilómetros.

Además, Escajadillo agregó  que a través del Ministerio de Salud se realiza un relevamiento sanitario, se aplican vacunas (antigripal y de leptospirosis), se reparten medicamentos y se brindan recomendaciones de prevención y alerta; desde Desarrollo Social se gerencia toda la ayuda a los vecinos afectados; y se realiza un relevamiento casa por casa de las que fueron afectadas para que luego, desde el gobierno de la provincia, podamos trabajar con esas personas para compensar las pérdidas sufridas”.

La laguna Melincué fue la vedette turística indiscutible de la región. A medida que el turismo crecía, lo hacía el pueblo. A comienzos de 1930, se construyó un majestuoso hotel sobre una de las seis islas naturales de la laguna. El edificio se comunicaba con la costa por un espigón. En 1933, el año en el que se inauguró el hotel, el aumento del régimen pluvial provocó el desborde de la laguna y el agua ingresó al pueblo. Nadie sabe cómo la laguna alcanzó su actual superficie -120 km2-. Sin embargo, algunos arriesgan hipótesis. «Crece porque es un ojo de mar», afirman algunos. Para otros, la razón de tan «caprichoso» comportamiento responde al curso subterráneo de los ríos Quinto y Salado, que la alimentan. Melincué llegó a tener casi 7000 habitantes, pero, lentamente, se produjo un éxodo sistemático que redujo la población de manera drástica.

En medio del drama, no faltan las acusaciones cruzadas entre dirigentes políticos. El Presidente Comunal de Melincué, Gabriel Rébora (FPV), emprendió un raid por medios de comunicación de alcance nacional, siendo imposible para los medios regionales tener su palabra. Con lágrimas, expresó ante esos medios:

“Vamos a zafar porque este pueblo tiene un aguante increíble. Nunca lo he visto. El agua entró casi a la mitad del pueblo. Está feo. Dicen que Dios le dio las batallas a los mejores guerreros y acá está lleno de ellos”.

“Es toda mi vida acá. Son generaciones. El que sabe de política, sabe que en los pueblos te eligen por persona y no por el partido político. Uno ama el lugar en el que vive. Y en Melincué, con la laguna de fondo, se vive con incertidumbre”

“El dolor es por el abandono. Es porque nadie tenga la voluntad política de hacer una obra. No se nos va caer nada por consultarle a alguien. Los gobernantes tienen que hacer lo que se debe hacer. La decisión política es del Gobernador, de la política. No se invierte lo que se tiene que invertir. Somos un pueblo de 2.500 habitantes. Antes venían a veranear 25 o 30 mil personas. Que se haya abandonado todo es lo que más duele. Haciendo obras se puede mejorar todo. Los políticos no están a la altura de las circunstancias. Arrastramos mucha desidia. Hace años que reclamamos obras y nunca se hicieron”:

 Por su parte, el Senador Provincial por el Departamento General López, Lisandro Enrico (FPCS), apuntó contra el Presidente de Comuna Rébora en declaraciones públicas y a través de la red social Twitter:

“Melincué está rodeado de agua, es algo así como el fondo de una hondonada muy deprimida, y además llovieron 2900 milímetros en 16 meses, una tasa de agua altísima, sin precedentes. El problema más grande ha sido por la rotura de una de las defensas, una rotura de unos 6 metros, en la defensa que conforman la ruta y un terraplén. Se están llevando a cabo todos los mecanismos de defensa y prevención, y se está sacando constantemente agua del pueblo, la situación está controlada, aunque si el clima no acompaña puede empeorar. La Provincia no descarta un protocolo de evacuación, total o parcial, hacia otros centros urbanos, como Firmat o Venado Tuerto”.

“El Presidente Comunal colabora muy poco… mandó a empleados comunales a cortar una ruta mientras se está trabajando en aspectos de Defensa Civil y envío de bolsas de arena, lo que es gravísimo. Estamos dispuestos a hacer autocríticas, pero en este momento hay que estar al lado del pueblo, de la gente… Lamento el Presidente Comunal se dedique a hablar en los medios nacionales o a hacer piquetes, impidiendo que ingrese ayuda o alimentos… El Gobernador de la Provincia está al tanto de todo y el Gobierno está trabajando a través de la coordinación de Defensa Civil… No hay riesgos de desabastecimiento, se puede llegar a Melincué a través de 3 rutas, pero el problema es que la máxima autoridad política de la localidad parece empeñado en  no dejar pasar a nadie…”

En tanto, el Ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro y las autoridades policiales de la URVIII se vieron obligados a trasladar a los presos que estaban alojados en la Alcaidía a la cárcel de Piñero bajo fuertes medidas de seguridad.

Con relación a las medidas de seguridad por la emergencia hídrica que atraviesa la ciudad, todo el personal policial del departamento General López quedó en apresto permanente.

Los hombres con saco y corbata en la sobremesa y las mujeres, con auténticos trajes de baño, cuidando en la orilla a chicos que hoy pasan los 70 años. Las canastas de mimbre en la arena, la vajilla de porcelana en el comedor y el viento moviendo el agua de la laguna en donde el plumaje rosado de los flamencos era otro adorno natural para la mirada de los pasajeros.
Elegancia por sobre la que avanzó el tiempo con décadas que dejaron atrás los años 30. Pero vinieron otras épocas, que también trajeron recuerdos como los que signaron la moda de los 60 y el paso por los 70. Los pobres no entraban al balneario…
Hasta que un día aquel viento movió otras aguas alimentadas por 300 milímetros de lluvia y la isla comenzó a desaparecer para que el balneario y su hotel quedaran sólo en el recuerdo y en la visión de los pobladores que hoy observan desde la orilla el viejo edificio del Hotel Balneario, acosado por esa inundación de marzo de 1975 que nunca volvió a irse.
Melincué tiene hoy 2500 habitantes. Pero pocos conocen la historia de aquel pueblo que tenía el doble de habitantes y que recibía a más de 15.000 turistas por fin de semana. Al que se llegaba por rutas de tierra y en el que, Bartolomé Tersano y Arístides Maghenzani abrieron el hotel que fue el gran balneario del sur de Santa Fe.
Allí, adonde la gente llegaba con carruajes y sus empleados para pasar el fin de semana en una de las 34 habitaciones. El comedor con orquesta, la playa con casillas de madera y que, con el tiempo, llegó a tener estación de servicio, usina, pista de aterrizaje, una cancha para carreras cuadreras, bowling, muebles provenzales y un piano de cola para quien se animase con algún acorde.
Una pasarela de 1500 metros, hecha con palos de quebracho, permitía a los automóviles llegar hasta el balneario. Y por allí se asomaban vehículos con familias que venían desde Rufino, Venado Tuerto, Casilda y hasta Rosario.
El Hotel Balneario sufrió la primera inundación en 1941 y permaneció cerrado hasta 1961. Allí comenzó otra etapa. En 1967 se inauguró el Club Náutico y y la isla era visitada por multitudes.
El agua golpea los viejos muros y por allí sólo revolotean las aves, porque los hombres apenas pueden volar con la memoria, imaginando el Melincué que fue y que hoy no puede ser, porque un día la inundación decidió cambiar la historia.
(Mariano Wullich, informe especial para Diario “La Nación”, Julio de 2000)

Mientras tanto, la solidaridad de la gente vuelve a evidenciarse como en otras tragedias. En distintas localidades del país, entre ellas Casilda, grupos y personas se encuentran abocadas a la tarea de recibir donaciones para ayudar a Melincué.

Como siempre también, la conmovedora y heroica labor de bomberos voluntarios, rescatistas, personal de sanidad y de seguridad, desde el silencio del anonimato, se recortan nítidamente, merecedores de la mayor de las valoraciones.

Ellos, trabajan a la par de los habitantes de Melincué.

Habitantes que luchan por salvar a su pueblo, mientras piden a quienes los representan que estén a la altura de las circunstancias, que se realicen las obras que deban realizarse, que no se enfrenten justo en este momento ni se tiren las responsabilidades unos a otros. Habitantes que hablan de desidia y de terminar en medio de un cruce político que no les corresponde ni merecen.

Habitantes de Melincué que piden a la Princesa Nube Azul que suspenda por un tiempo la maldición de su leyenda. Al menos, hasta que deje de llover…

 

Por GUILLERMO MONCLÚS