¿OCUPARSE O PREOCUPARSE? ESA ES LA CUESTIÓN, por JIMENA MESTRE

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Hoy te propongo que pienses: ¿cuántas veces sufriste más de la cuenta por imaginar situaciones que nunca pasaron? ¿En qué ocasiones “armaste” una historia terrible, anticipándote a lo que creías que iba a suceder y al final, el desenlace fue distinto e, incluso, más benévolo? ¿Cuántos pensamientos negativos rondaron por horas en tu cabeza, y poco tenían que ver con la situación real?

Seguramente estés recordando algunos momentos, muchos o pocos, eso depende de cada persona. O, tal vez, ahora mismo estás preocupado por algo y este texto pueda ayudarte al menos un poquito (y eso, para mí, ¡sería una gran alegría!).

La idea de “hacer memoria” con el ejercicio anterior NO es torturarnos por aquellos momentos angustiantes, sino poder observar la escena como un espectador objetivo: recordar cuál era el tema preocupante de alguna situación, cuánto nos influyó en la vida cotidiana y qué hicimos al respecto. Es decir: observar, sin juzgar, todo lo que pasó y sincerarnos con nosotros mismos: ¿el problema en mi mente era mayor al problema real?

La mayoría de las veces, la respuesta es SÍ. También es verdad que muchas situaciones son objetivamente complicadas, pero no todas. Hay miles de ejemplos de sufrimiento mental en el día a día: creer que otra persona nos miró mal y “hacernos la cabeza” por los posibles motivos; que “nos claven el visto” y suponer que nos están rechazando; ver que el pronóstico del tiempo anuncia lluvia el día de un festejo importante y angustiarnos hasta ese entonces (y que ese día haya un sol radiante). Probablemente estés recordando momentos como éstos, con algo de risa: “¡Qué mal que la pasé y al final no fue para tanto!”

Aquí, la explicación de este fenómeno: la mente está diseñada para anticipar peligros y, así, ayudarnos a sobrevivir. Por ende, cierto monto de ansiedad y preocupación es NORMAL, nos prepara para la vida.  Preveer es una de las funciones de la mente, pero el costo que pagamos por ello a veces es muy alto.  Al “agrandar” los problemas sufrimos mucho y esto puede repercutir en nuestras actividades de disfrute, trabajo, humor, relaciones interpersonales…

¿Qué propongo? La próxima vez que te des cuenta que estás PREOCUPADO por alguna situación, intentá observarla objetiva y cariñosamente, como lo haría un amigo tuyo que no está pasando por lo mismo: ¿qué sucede? ¿Es un problema real o creado por mi mente? ¿De qué otra manera puedo interpretar lo que pasa? ¿Qué tengo que hacer concretamente para atravesar este momento de mejor manera? Y por supuesto, luego de considerar todo esto, ir a la acción, actuar para solucionar o mejorar la situación y no quedarnos solamente en el pensamiento. En síntesis, OCUPARNOS en lugar de preocuparnos, me parece la mejor opción.

 

Por JIMENA MESTRE – Lic. en Psicología – Mat. 8309

Tratamiento de traumas, fobias, pánico.

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