ONOMATOPEYAS DEL ESPAÑOL

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La palabra onomatopeya deriva del griego y significa, literalmente, acuñar una palabra en imitación a un sonido. Es la imitación lingüística o representación de un sonido natural o de otro acto acústico no discursivo. Según la Real Academia Española, es la imitación o recreación del sonido de algo en el vocablo que se forma para significarlo o vocablo que imita o recrea el sonido de la cosa o la acción nombrada.

Hay onomatopeyas en todos los idiomas aunque difieren de uno a otro, a veces de manera radical, puesto que la mayoría de los sonidos no se pueden articular fonéticamente. El idioma japonés es una lengua rica en onomatopeyas; se encuentran incorporadas en el habla cotidiana y son utilizadas tanto para describir sonidos como figuras o para enriquecer acciones. Existen, por ejemplo, alrededor de diecisiete onomatopeyas para describir el acto de caminar, permitiendo discernir entre pequeños pasos de bebé, un paso acelerado o una caminata arrastrando los pies.

En la creación literaria, la onomatopeya busca reflejar algo más que el sonido: mediante palabras como en el chasquido del látigo, el borboteo de un líquido caliente, o el chisporretear de la leña ardiendo, que además del sonido parecen reflejar la acción misma. Pueden ser visuales o auditivas. En las historietas aparecen prolíficamente para lograr los efectos de sonido.

El problema radica en cómo se escriben. En cuanto al uso de las letras, la Gramática académica señala como característica de las onomatopeyas la presencia ocasional de combinaciones consonánticas rechazadas generalmente por el español, como bzzzcrash o pst. En este sentido explica  que algunas onomatopeyas que se aplican a las personas se asimilan a las interjecciones, como chist  y sus variantes (usada para llamar la atención de alguien) o sh, que se emplea para pedir silencio. También establece que no necesitan ningún destacado como cursivas o, a menos que se pueda considerar cita, comillas. Suelen ir con signos de exclamación, aunque no siempre, y cuando se quiere expresar un sonido especialmente ruidoso es normal la escritura con mayúsculas, sobre todo en cómics: La fruta al caer hizo ¡chof! / Llama a la puerta: toc, toc. No contesta nadie. / Los niños no paraban de gritar «¡bang, bang!». / ¡PAF! Las onomatopeyas formadas por repetición de uno o varios elementos se escriben normalmente con comas, pero pueden unirse con guion si se trata de una sucesión unitaria y continua: ja, ja, ja / tic, tac, tic, tac / chas-chas-chas / taca-taca-taca / ta-ta-ta-ta. Cuando se unen con guion, cada elemento también es independiente a efectos de acentuación: blablablá, pero bla-bla-bla (cada elemento es un monosílabo). También se pueden usar los puntos suspensivos para un largo espacio de tiempo entre sonidos: ploc… ploc… ploc… Los sustantivos de formación onomatopéyica se escriben como una palabra y forman el plural de modo normal: Solo se oía el  tictac  de un reloj. / Se escuchaba un gluglú monótono. / Eso es del año catapum. / Todas las mañanas escucho el tararí del cuartel próximo. / los tictacs, los zigzags / el chinchín de las copas. No son raros los alargamientos de las onomatopeyas, en ocasiones incluso con secuencias consonánticas: beeeee (balido de la oveja) o mpfmmmpppff (para expresar, por ejemplo, un esfuerzo). También son frecuentes las modificaciones, y así de la onomatopeya básica de achís, se forma achuápara un estornudo más aparatoso, o atchís para uno más brusco. Por lo general, los sonidos humanos del tipo ja o puaj se consideran interjecciones, pero se incluyen también porque pueden tener carácter u origen onomatopéyico. Dada la libertad para crear onomatopeyas, la lista no puede ser exhaustiva.

Si queremos expresar nuestra risa de forma correcta, lo recomendable, según la Academia, será escribir ja, ja, ja, ja o cualquiera de sus variantes: je, je, je; ji, ji, ji.

Sabemos que se tarda más en escribirlas, pero si lo hacemos, tendremos que elegir la opción correcta.

 

 

Por MARCELA RUIZ.