OTRO HECHO DE VANDALISMO EN CASILDA: ROMPIERON EL VIDRIO DE UN ALMACÉN

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Ocurrió el pasado domingo, alrededor de las 5 de la mañana, en calle Mendoza al 2400. Su propietario, Walter Jimenez, lo comentó en RADIO DEL SUR FM 90.5.

Este domingo a la madrugada, alrededor de las 05.00 horas, un estruendo alteró la tranquilidad y el descanso de los vecinos de calle Mendoza entre San Martín y Mitre. Un grupo de personas que pasó frente a un almacén en esa dirección, rompió el vidrio de la puerta de ingreso al comercio.

Su propietario, Walter Jiménez, dio detalles en diálogo con el Programa «Mañanas del Sur», de FM 90.5.

«Estábamos durmiendo cuando sentí un estallido, como si fuera un choque… Me asomé por la ventana, mi casa está en altos de mi negocio, y no advertí nada… Bajé, y un vecino me estaba tocando timbre… Habían roto el vidrio de la puerta de mi comercio», dice.

«Había vidrios rotos, pero no había piedras ni ladrillos… Evidentemente lo rompieron de una patada… En principio, porque bajé a la calle directamente, temí hubiera alguien dentro del local, pero no, fue romper por romper», expresa.

Detalla que «de cámaras que me proporcionaron algunos vecinos, pudimos observar que era un grupo de unas cinco personas, que si bien no quedaron captadas al momento del hecho, se los ve correr, doblar por calle San Martín, y dirigirse hacia Plaza Simonetta… Y no eran niños, por lo que se ve en las imágenes, era adultos, calculo personas de unos 30 años».

«La policía llegó al lugar, porque habían sido llamados por un hecho ocurrido en la cuadra anterior, en Mendoza entre España y Mitre… Habían roto una cámara de un domicilio, los llamaron y acudieron… Vieron el movimiento frente a mi casa, y se llegaron… Si labraron actas, pero hasta ahora no sabemos nada más», explica.

Walter dice que «es una impotencia muy grande… Uno se levanta todos los días a trabajar, a tratar de mantener su comercio, más en estos tiempos, y que personas ya grande hagan estas cosas, no es admisible… El costo de reponer el vidrio es alto, se trataba de un vidrio grueso, y si pienso en más medidas de seguridad, tengo que pensar en rejas, que tienen un costo que es muy difícil de afrontar».

«Quiero agradecer a los vecinos de mi barrio, se levantaron al escuchar el ruido, me acompañaron, me ayudaron a limpiar los vidrios rotos… Podrían haberse quedado encerrados en sus casas, pero optaron por salir, avisarme, y estar conmigo y mi esposa. Eso no tiene precio», señala.

Esta es la nota completa: