«PARA AMPLIAR EL VOCABULARIO: PALABRAS MENOS USADAS», por MARCELA RUIZ

0
382
Con fondo de color amarillo

PARA AMPLIAR EL VOCABULARIO: PALABRAS MENOS USADAS

A pesar de la cantidad de palabras de las que disponemos los hablantes, tenemos tendencia a usar siempre las mismas. Con el tiempo, lo único que logramos es reducir, simplificar y deslucir nuestro vocabulario. El español ofrece algunas estrategias para enriquecerlo: los sinónimos. Elijo al azar una cantidad de vocablos que, si no se está habituado ni siquiera a verlos escritos, podrían sorprender. Decimos pileta para aludir a cualquier cosa que contenga agua y, especialmente cuando hacemos referencia a pileta de natación pudiendo optar por alberca; plomero puede reemplazarse por fontanero; arrancar por comenzar o iniciar o empezar; ok por de acuerdo; basta por suficiente; pero por sin embargo; semejante por análogo; contradicción por antinomia; maldición por anatema; “trucho” por apócrifo o falso; engañoso por capcioso; menopausia por climaterio; amago por conato; injuriar por denostar; arrodillarse por prosternarse; ilustre por egregio; suprimir por elidir; rencor o enojo por encono;  inquilino por arrendatario; sin fuerzas por exangüe; cansado por exhausto; “malas palabras” por exabrupto o improperio; sin valor por fútil; duda por hesitación; exagerado por hiperbólico; apto por idóneo; desconocido por ignoto; retar por increpar; imborrable por indeleble; implacable por inexorable; indescriptible por inefable; injusto por inicuo; inevitable por insoslayable; ínterin por intervalo; gracioso por irrisorio; palangana por jofaina; flojo por laxo; dañino por lesivo; pasado de moda por obsoleto; vicioso por perdulario; viejo (cuando alude a personas) por senil; cubiertos por utensilios; estúpido por necio; ignorante por lego; ilustre por conspicuo; azaroso por aleatorio; réferi por árbitro; original por prístino; chismear por murmurar; maldición por anatema; y ganga por prebenda.

Estos son apenas unos pocos ejemplos de cómo podemos modificar nuestra manera de hablar. Quizás algunos sorprendan por desconocidos, pero al momento de esta lectura ya habrán dejado de serlo. Los usuarios de una lengua tan rica como el español debemos hacer el intento y animarnos a emplearlos de manera cotidiana. El logro dependerá de cada uno.

 

Por MARCELA RUIZ – Profesora de Castellano, Literatura y Latín / Escritora