DESDE ESE NIÑO
Desde ese niño
que nos ve de adentro
con secretos de tinta
y manos de tiza,
con la vida
suspendida en un vértice
sigo arrastrando
un deshilachado cielo
con barriletes en la espalda.
Desde ese niño
que nos ve de adentro
con tres sueños en la cornisa
y pocas migajas
en los labios,
siento que el dolor
no creció parejo
con mis huesos
y todavía tengo
baldíos en la piel
con aroma a patio.
Desde ese niño
que sigue adentro
hice un acuerdo
con el adulto que llevo a cuestas:
él se hace cargo de mi sustento
y yo aporto el alma para la risa.
TEXTO: JUAN CARLOS MORICONI