«VISCERAL MENTE», por AMPARO LECCESE

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Esta noche han venido a jugar con mi sueño, unas letras impávidas, escribiendo con mi tinta de estrellas, miles de historias que guarda mi numen, entre sus riquezas más preciadas.

Han salido a trasnochar y a beberse unas copas, vaciando hasta las últimas gotas de mi cansado desvelo.

Ebrias de mis poesías, han volcado en estas hojas, las palabras más hermosas que emanaron de sus bocas.

De fiesta en fiesta, cantando en voz alta, bailando en las calles del pueblo dormido, han soltado sus sentires en mis ávidos libros, liberando sus secretos, despojadas de ataduras.

Dejándome sin preámbulos, frente a la niña que fui, escuchando los cuentos relatados por mi madre, entablando una amena charla, sobre personajes fantásticos y mundos quiméricos, en los que mi espíritu vuela, mezclándose entre las míticas almas que mecen mis memorias.

Esta noche han venido las letras de tus escritos a abrasarse a las mías, para  acunarme entre tus brazos, para intuir una vez más, esas manos suaves y perfumadas, acariciando mis mejillas.

Tratando de descifrar tus señales, releo y memorizo los manuscritos que atesoro en mis recuerdos infantiles.

En esta ensoñación que me provoca tu tenue voz, que se hamaca en los débiles hilos de los que pende mi ilusión, me duermo y vuelvo a soñarte, con las alas inmortales, despeinando mis cabellos, graciosamente, con la brisa de tu vuelo.

Te veo y te leo en esos poemas sueltos que viajan por mi inspiración, armando un esquema de frases y versos que reconstruyan tu ser y así traerte a mi..

Como si fuesen premonitrios mis pensamientos, te acercan a estas páginas, que describen un presente tan efímero e intangible, como lo incierto de volver a verte..

Esta noche han venido tus letras traviesas a jugar con mi fe y las he dejado entrar en mi pecho, para abrigar mis tinieblas, vencer mis miedos con tu amor infinito y saber a ciencia cierta, qué ni la caprichosa muerte, podrá alejarnos, nunca más… porque estás viva en estas letras, las tuyas y las mías amalgamándose en el tiempo.

 

Por AMPARO LECCESE – Escritora