HABLEMOS DE ARTE

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Definir una disciplina artística tiene sus dificultades. El arte es subjetivo, es producto de la singular creatividad de un artista, expresa una visión del mundo utilizando diferentes recursos y forma parte de la cultura. En sus orígenes, su función estaba relacionada con los rituales, la magia y la religión; luego evolucionó hacia lo estético, lo social, lo pedagógico, lo mercantil o lo ornamental. Pensar en el arte como habilidad, destreza o dedicación para hacer algo lo aleja de los conceptos de obra de arte o de bellas artes y desdibuja el alcance estético que tiene como función. Para hacer un juicio de valor acerca del mismo debemos saber de qué estamos hablando; interpretar el arte implica conocerlo. En ese sentido, no podemos calificar las producciones artísticas con expresiones como No me gusta, Es malo o Es desastroso.

Se habla del Cine como del séptimo arte. Ahora bien, ¿cuáles son las seis artes que lo anteceden? A saber: Arquitectura, Escultura, Pintura, Música, Literatura y Danza. Esta jerarquía no culmina en el puesto número siete para el Cine, ya que debemos agregar en el octavo lugar a la Fotografía y en el noveno a la Historieta. Sobre lo que no hay acuerdo todavía es a qué disciplina artística le correspondería el décimo lugar. Las candidatas son: Gastronomía, Perfumería, Televisión, Teatro, Moda, Publicidad, Animación y Videojuegos. La evolución humana definirá esto en los próximos años; mientras tanto los artistas seguirán produciendo arte y quienes lo veamos desde afuera y entendamos de qué se trata, vamos a poder disfrutarlo. Porque de eso se trata, de goce estético, de encontrar en la obra de arte algo que conecta nuestro interior con el mundo; se trata de aquello que conmueve y toca nuestra sensibilidad, la fibra interior, el alma.

 

Por MARCELA RUIZ