El año 2017 volverá a ponernos a prueba a los ciudadanos argentinos cuando tengamos que elegir a quienes serán nuestros representantes. Tal como se exponen los productos en las góndolas de los supermercados, las ofertas serán muchas y variadas. Allí estaremos nosotros para elegir lo que más nos convenga y allí estarán ellos, los candidatos.
Entre las definiciones que ofrece el diccionario se establecen las siguientes: persona propuesta para un cargo, premio o distinción aunque no lo haya solicitado; persona que se postula para un cargo; persona que solicita y pretende un cargo, premio o distinción. Son sinónimos pretendiente, aspirante, solicitante. Demás está decir que los candidatos a los que haré referencia se encuentran en la segunda y tercera definiciones citadas.
Estoy convencida de que la etimología de las palabras hecha luz sobre su significado. Atenta al vocablo que nos convoca debo expresar que la palabra candidato significa literalmente el que viste de blanco; por derivación el candidato es la persona intachable, inmaculada, que se ofrece para ocupar, en representación de otras, un cargo político. El término deriva del latín y está relacionado no sólo con el sistema electoral que se usaba en la Antigua Roma sino también con la vestimenta que debía utilizar el aspirante a un cargo de gobierno: una toga. La misma no podía ser usada por extranjeros ni por esclavos y sus colores y ornamentación estaban relacionados con el estatus social de la gente. Eran símbolo de clase y de prestigio. La que lucía quien era digno de aspirar a un cargo público era la denominada toga cándida que se caracterizaba por ser blanca, símbolo de pureza, de sinceridad y de un proceder impecable. Más allá de esta aclaración, es conveniente destacar que en época de campaña electoral también existían sobornos, compra de votos, intimidación y violencia.
Quienes no somos candidatos volveremos a elegir a quienes nos representen y deseamos con vehemencia que quienes nos representen estén a la altura de la enorme tarea para la que se ofrecen, sabiendo de antemano que ser candidato no es un punto de llegada, sino un punto de partida. Ser candidato implica ser honesto y transparente y no traicionar la confianza de la gente.
Por MARCELA RUIZ.