“Hasta el día del viernes iba y venía caminando a cualquier lado, a cualquier hora. Iba y venía, sola, sin miedo, sabiendo todo lo que pasa en un montón de lugares pero pensando que nunca me iba a pasar a mí, pensaba que nunca me iba a cruzar con alguien capaz de hacerme algo que yo no quisiera. Pero me pasó, el viernes volvía caminando a mi casa, dos y media de la mañana, pasé el bar del Club Unión, cuando me frena un hombre y me pide fuego, a lo que respondo que no tenía porque no fumo, me empieza a preguntar direcciones y le respondo que no sabía, que no me ubico en Casilda, termino de contestar pidiéndole disculpas por no poder ayudarlo e intento seguir mi camino, y en ese momento me empuja contra la pared, me quede paralizada, todavía siento la sensación de cómo me respiraba en el cuello, me decía un montón de cosas y me manoseaba, todavía puedo acordarme del olor a alcohol que ese hombre llevaba…”
“Por suerte pude empujarlo y salir corriendo, corrí sin mirar atrás hasta llegar a la esquina de mi casa, entre y no podía decir una sola palabra, entre al baño, me cambié y me metí a la cama (hasta hoy me cuesta dormir de noche, me despierto varias veces, asustada y temblando), no hice la denuncia, sentía vergüenza, y es loco pero sí, siento mucha vergüenza todavía, porque es tanta la humillación que sentí que no puedo ni explicarlo, pero hablé con mi familia, y no voy a dejar de hacer mi vida por más miedo que tenga y tampoco voy a quedarme callada, porque yo tuve suerte pero hay más chicas que se vuelven caminando y lamentablemente hoy en día ya no se puede más caminar con tal libertad”.
“Yo hoy entendí que no me tengo que quedar callada, que no tengo que sentir vergüenza, que nadie puede hacer lo que quiera sin que yo se lo permita. Pido por favor que anden con mucho cuidado, y me gustaría no tener que pedirlo pero tristemente tengo que hacerlo para que no pase nada que tengamos que lamentar, y que si pasa algo, hablen, no sientan vergüenza, hay mucha gente que te puede apoyar en situaciones así. Yo voy a realizar una exposición para que quede asentado lo sucedido, no puedo denunciar a nadie porque no recuerdo la cara del hombre. Agradezco de corazón a mi familia que me contuvo desde el momento en el que se enteraron”.
El lunes 8 de mayo, a las 20:23, Giuliana, una joven de Casilda de 18 años, publicaba en su perfil de una red social el relato que antecede. Escrito así, de corrido, casi como corrió esas tres interminables cuadras hasta su domicilio. Como si lo contara en alta voz y ni siquiera se hiciera tiempo para respirar, quizás porque la respiración se le entrecortó esa madrugada del viernes 6 cuando caminaba de la plaza dónde había reunida con amigas hacia su casa y fue abordada por un hombre que pretendió, como ella misma bien describe, hacer con ella lo que ella no quería que hicieran con ella.
En la mañana del martes 9, la joven expuso en los medios de comunicación el relato del episodio. En líneas generales, reiteró lo publicado en Facebook. Dijo que el hombre que la abordó era un adulto, llevaba gorra, tenía pelo oscuro y que nunca la miró a los ojos. Que no vio pasar por el lugar en ese momento a nadie para pedir auxilio. Que entró en tal estado de pánico que se recuerda a sí misma corriendo, escapando. Que no pudo dormir ni esa noche ni las siguientes. Y que la mañana posterior al hecho, lamentó todo no hubiera sido una pesadilla, sino algo que realmente le ocurrió. Manifestó haría una exposición policial, relatando lo ocurrido.
También fue Facebook el lugar donde se expuso otro episodio. La “Casa de la Mujer Libre”, agrupación que milita por la no violencia contra las mujeres y contra todo tipo de abuso o maltrato hacia ellas, publicó apenas unas horas después de la publicación de Giuliana:
“LA CASA DE LA MUJER quiere compartir con toda la población de Casilda un hecho de extrema gravedad que está ocurriendo desde hace semanas, una jovencita denunció o mejor dicho intentó denunciar (porque no le tomaron la denuncia por ser menor) a su tío, quien abusa de ella y de otras miembros de su familia, hoy nos enteramos que anoche la amenazó con un cuchillo, lo detuvieron, pero para sorpresa y temor de todos ya está en libertad. ¿QUÉ ESPERA LA JUSTICIA PARA INTERVENIR? ¿UNA MUERTA MÁS?”
Una de las referentes de esa agrupación, Sonia Lucci, daba detalles del hecho:
“Es un caso que lleva mucho tiempo, es una situación dentro del seno de una familia numerosa, que ya se había denunciado con otros integrantes de esa familia en 2008, pero la causa fue archivada. Nosotros tomamos conocimiento hace unos meses cuando una de las chicas de esa familia se anima y lo cuenta en la escuela. Las docentes reaccionan inmediatamente, como así también el equipo socio educativo. Cuando el caso nos llega, tratamos que la joven haga la denuncia, pero no fue posible por ser menor. Se intentó a través de una hermana, que atraviesa una situación similar, pero tampoco pudo denunciar porque sufre de cierta discapacidad. Hasta que una tercer hermana sí pudo denunciar”.
“Al tomar conocimiento que se lo había denunciado, este hombre recrudeció su violencia, rompió la puerta de la casa, amenazó con un cuchillo, y se llama al Comando. Al hombre se lo detiene, pero ya ha recuperado su libertad, estuvo detenido unas 12 horas. Nos comunicamos con Fiscalía, y la Dra. Aronne nos manifestó haber tomado conocimiento del hecho recién esta pasado fin de semana, y que se le tomaría audiencia imputativa por violación de domicilio y uso de arma. Agradecemos a la Fiscal que nos manifestó que contemos con ella para escucharnos y ayudarnos”.
“Usamos Facebook para denunciar, puede parecer una herramienta superficial, pero es una forma que esto casos, que son muchos, tomen estado público. El grado de violencia y vulnerabilidad en el que muchas mujeres están expuestas, el grado de violencia al que son sometidas, es enorme. Que una mujer ya no pueda caminar libremente por Casilda, que no se pueda sentir libre y tranquila por la calle, tal el caso de Giuliana, es terrible”.
La Fiscal de nuestra Ciudad, Dra. Marianela Luna, a cargo del caso, se refirió al tema en declaraciones efectuadas al programa “El Equipo de la Mañana” de Record 91.1 este miércoles por la mañana:
“Hay que ser muy cuidadoso cuando se habla de estos episodios, hay que tener manejo de información oficial sobre lo denunciado y conocer la intervención de distintos actores que intervienen. La Fiscalía lo hace desde lo penal, pero se le da intervención al Equipo local de Niñez, a la Secretaría de Acción Social del Municipio, a la Secretaría de Niñez de la Provincia que tiene sede en Rosario, y en varios casos trabajamos coordinadamente con el Juzgado de Familia. Cada actor cumple su rol. Con respecto a este caso, no teníamos denuncia alguna hasta fines de febrero de este año, donde se denunciaron amenazas entre hermanos mayores. Fue a fines de marzo donde recibimos una denuncia de una mamá de dos niñas menores donde expuso supuestas situaciones de abuso, específicamente de tocamientos. Comenzamos con un trabajo coordinado con los distintos actores que mencionaba antes, hasta ese momento no teníamos conocimiento de algún hecho anterior. La trabajadora social que colabora con la Fiscalía trabajó en forma conjunta con el Juzgado de Familia, se hizo un informe ambiental, citamos a familiares, y se dictaminó una prohibición de acercamiento de esta persona hacia su hermana y su sobrina, a la primera por amenazas y a la segunda por presuntos abusos. Fue dentro de este contexto que el pasado fin de semana se recibe un llamado al teléfono de turno, denunciando que este hombre, mayor de edad y de nuestra Ciudad, se acercó pese a la prohibición de acercamiento, munido de una gomera y de un cuchillo tipo tramontina, intentando ingresar al domicilio. Lo demoramos, lo fichamos, lo identificamos y lo citamos a audiencia imputativa delante del juez. Todo esto ocurrió en la madrugada de sábado a domingo, el lunes seguimos trabajando en el caso, y este martes se le realizó audiencia imputativa frente al Juez con competencia penal, Dra. Minetti.”
Con respecto a la antigüedad de la causa y a no haberse tomado denuncias en distintos momentos de ese tiempo, la Fiscal Luna lo niega:
“No existió la situación de no querer tomar una denuncia, al menos en Fiscalía. Recién el día 27 de marzo los familiares se acercaron a la Fiscalía, y fue entonces que pedimos la colaboración de los demás actores, la primera denuncia fue la de la mamá y se la recepcionó como corresponde. Para poder tomar una denuncia de un menor, éste debe estar acompañado de un adulto responsable. Como ya manifesté, ante esa primera denuncia se estableció la prohibición de acercamiento como medida cautelar, que ya se venía sosteniendo por el Juzgado de Familia. Pero no hubo ninguna denuncia anterior a esa fecha al menos ante nosotros”.
En referencia al estado actual de las actuaciones, la Dra. Luna informó de una última circunstancia: “Hoy por la mañana el Consultorio Médico Forense, integrado por psiquiatras y psicólogos, que a pedido de la defensa realizó una evaluación psíquica de este hombre, determinó que es inimputable, que no comprende la criminalidad de sus actos, ordenando por su peligrosidad sea internado en una institución psiquiátrica. Le hemos dado intervención al Juzgado de Familia, la Fiscalía ya no interviene, ya que cuando alguien es inimputable no se le pueden atribuir hechos fuera de la esfera civil”.
Los dos casos expuestos, distintos entre sí, tienen un denominador común: el desamparo y la vulnerabilidad de las mujeres. Uno de ellos, en la vía pública. El otro, intramuros. Lamentablemente, no son los únicos. Son ya varios los hechos denunciados por situaciones vividas en la calle, y también muchos los que tienen que ver con situaciones dada en ámbitos familiares o de entornos cercanos. Seguramente son muchos más los que no son denunciados ya que otro común denominador es el miedo, la humillación, la vergüenza que sienten las mujeres víctimas de estos hechos y las paraliza a la hora de denunciar y aún de hablar.
Los medios de comunicación tenemos la obligación de ser prudentes a la hora de hacer públicos determinados hechos. De todos modos, y sin perjuicio de lo anterior, el silencio no hace más que amparar a quienes se creen con derecho a someter a una mujer, de la forma que sea concretado ese sometimiento.
Por parte de las víctimas, hablar, denunciar, buscar ayuda, son herramientas que pueden servir para evitar nuevos sucesos.
Hacer públicos esos sucesos, dentro de lo que se pueda y con la prudencia mencionada, una manera de intentar frenar tanta locura.
Porque guardar silencio o hacernos los distraídos, y esto compete a toda la comunidad –autoridades políticas, judiciales, policiales, y entidades y ciudadanos- son maneras de ser cómplices de hechos y episodios que ya han llevado a las mujeres a sentir que viven en un estado de peligro permanente.
Demasiado peso para ellas. Demasiado injusto para todos.
Por GUILLERMO MONCLÚS